Más de dos años entre cuatro paredes. Ésta es la situación a la que se ha sometido la estatua de Pablo Morillo esculpida por Ramón Abrantes y concluida a su muerte por el zamorano Ricardo Flecha. Sin embargo, esa clausura del general tiene los días contados si se tiene en cuenta que el Ayuntamiento de Zamora ha llegado a un acuerdo sobre su futura ubicación: el parque de Las Viñas. Éste fue el deseo expresado por el propio escultor fallecido y, en cumplimiento de su voluntad, los concejales de la institución municipal acordaron darle salida a la obra de arte en la comisión de Cultura del pasado martes. La presidenta del órgano, la concejala Pilar de la Higuera, calcula que «a finales de octubre la estatua esté ya ubicada en la ciudad para reconocer el papel de Morillo contra el absolutismo y su contribución en las Cortes de Cádiz», explica la socialista, satisfecha por la decisión.

La estatua de Pablo Morillo, con una altura de 2,35 metros de alto, fue sufragada por cinco Reales Academias –Historia, Geografía, Lengua, Ciencia y Medicina– en reconocimiento al militar que luchó contra los franceses y los independentistas hispanoamericanos.

La instalación del bronce en Las Viñas, además de ser la voluntad del escultor, se basa también «en la cercanía de la calle que lleva su nombre», apunta De La Higuera. Sin embargo, esta alternativa no agrada del todo al escultor zamorano Ricardo Fecha, encargado de concluir la obra de Abrantes. Este último, a diferencia de otros imagineros, nació en Corrales del Vino en el seno de una humilde familia sin tener nunca la oportunidad de formarse con un maestro que le enseñase el oficio. «Se hizo escultor con la experiencia y gracias a la habilidad innata para ver el volumen», describe Flecha. Precisamente éste es partidario de darle a la escultura de Pablo Morillo una ubicación distinta de Las Viñas que «si bien es cierto que era el lugar en el que Abrantes pensó, lo era cuando esta zona aún no había sido remodelada», matiza. Ricardo Flecha cree que La Marina es una de las ubicaciones idóneas por tratarse de un espacio abierto y donde la pieza luciría, «al contrario que Las Viñas, donde existe una gran polución visual entre los columpios de colores estridentes, los numerosos árboles y la gran cantidad de farolas que estropean la visión», sostiene. En este sentido y pese a que Flecha es consciente de que «los políticos tal vez no tengan muy en cuenta mi opinión», el zamorano garantiza que «defenderé la opción de La Marina o de la intercesión entre Víctor Gallego y la avenida Tres Cruces». El artista concluye que Zamora «es la ciudad de toda España con las estatuas peor colocadas: la mayoría bajas y pegadas a la pared mientras que las que no tienen espaldas las colocan en mitad de las plazas». Por ello, insiste en que «hay que evitar que con la pieza de Pablo Morillo cometan otro error», advierte en referencia a una de las olvidadas obras de Abrantes. A su muerte, en agosto de 2006, se comprobó la existencia de un centenar de dibujos con las dimensiones, localización, formas y disposición de la estatua. Esa documentación artística permitió la realización de la obra gracias a un pequeño boceto en barro del que se reprodujo una escultura manteniendo la fidelidad de la primigenia.

Nacido en Fuentesecas en 1778, Pablo Morillo tiene la categoría de héroe. Como premio a sus triunfos, el antiguo pastorcillo fue elevado a título de Castilla con los de conde de Cartagena y marqués de la Puerta, ayudante de Su Majestad, teniente general del Real Ejército con las grandes cruces de Isabel la Católica, sargento del Real Cuerpo de Infantería de La Marina y gentil hombre de cámara.