"El día mundial sin coche" pasó de manera inadvertida ayer en Zamora. Fueron pocos los zamoranos que dejaron su vehículo en el garaje para dirigirse a sus trabajos o al centro de la ciudad a pie, en bici o en autobús urbano. La iniciativa "La ciudad sin mi coche" no gozó de mucho éxito entre la población, debido, en la mayoría de los casos, al desconocimiento y escasa promoción de un evento que se enmarca dentro de las "Jornadas zamoranas de la movilidad sostenible", promovidas por el Ayuntamiento de Zamora y que tiene como lema "Aire puro para todos". Una de las iniciativas fue la gratuidad del servicio de autobuses urbanos de la capital. Sin embargo, fueron pocos los usuarios que conocían dicha medida municipal.

Antonio Pino, uno de los 34 conductores de la empresa AURZA S.L., dejaba claro que el día sin coches no había sido muy respetado en Zamora. «El tráfico es el mismo que un lunes normal», reseñaba Pino, que lleva siete años con las manos en el volante de un urbano. «Luego, algunos de los usuarios del bus se han enterado de que era gratis y otros no. Seguramente, por la tarde, cuando se corra la voz, subirá más gente», apostillaba Pino, mientras repartía los billetes gratuitos a los usuarios que entraban a la vez que bromeaba con varias señoras que subían en la parada del Mercado de Abastos y que mostraba su incredulidad. «¿Por qué es gratis?», preguntaba una de las habituales del servicio. «Porque ha llegado el otoño», la respondían con guasa.

En el primer asiento del mismo bus viajaba Verónica Fernández. «Siempre vengo en urbano y la verdad es que hoy lo hemos cogido la misma de todos los días», apuntaba, mientras el vehículo esperaba, atrapado entre una larga cola de coches a que un semáforo se pusiera en verde. A medida que el bus avanzaba hasta el centro de la ciudad, el tráfico era más denso, lo que dejaba claro que muy pocos habían secundado la jornada sin humos.

Concepción García y Alfonsa Sesma, de 79 y 73 años respectivamente, usan el servicio de transporte urbano «dos o tres veces al día porque ya nos cuesta ir andando a los sitios». «No sabíamos que era gratuito hasta el momento en el que hemos ido a pagar, cuando el conductor nos lo ha dicho». Ambas se muestran conformes con la frecuencia y el estado de los autobuses, algo de lo que difiere Belén Garrote. «Hace falta cambiar los autobuses». Garrote se escuda en varias averías de las que ha sido testigo en los últimos días. «El viernes de la semana pasada un mismo autobús se estropeó dos veces». Garrote, que viajaba, junto con María del Pilar, en dirección a Pinilla, se queja, sobre todo, de la antigüedad de los buses que cubren la línea de la margen izquierda de la capital. «Es de pena cómo están algunos autobuses, y, sobre todo, los que van a Pinilla». Garrote, otra de las habituales del servicio, se enteró de que ayer no había que pagar billete a la hora de subirse al mismo bus. «Me quedé sorprendida», al igual que la mayoría de los viajeros. «Ahora que lo sé, sí se nota que hay más gente. Cuando es gratis la gente lo aprovecha», sentenciaba Garrote.

El aumento al que se refería esta zamorana era patente al mediodía, según los datos que manejaba AURZA. Todas las rutas notaron un patente incremento de viajeros. «En la línea 4 ha habido un 25% más que el resto de días, mientras que en la línea 1 casi se llega al 100% más de viajeros, lo mismo que en la 2», comunicaba Santiago Vicente, gerente de la empresa, sobre el recuento de la mañana de ayer, y cuando todavía restaba media jornada por delante. «No sabía que hoy era gratis», comentaba con un gesto de sobresalto una zamorana que aguardaba en la parada de Barrueco a uno de los buses que va hacia Pinilla. «La verdad, es que no cojo nunca el bus urbano», reseñaba. En la misma parada, Patxi Campano esperaba sentado al bus que va con dirección a San Frontis. «No sabía que hoy no hacía falta pagar para subir». Campano, un habitual usuario, cree que la empresa encargada debería de ajustar algunas líneas y aumentar la frecuencia. «Muchas rutas se duplican y no tiene sentido. La línea 7 y la 2 hacen casi el mismo trayecto. Se podían unir en una sola y aumentar la frecuencia. Así, en lugar de pasar cada 20 o 30 minutos, pasase cada 10».

La actividades de las "Jornadas de la movilidad sostenible" programadas ayer se completaron con un marcha ciclista por la ciudad, que comenzó sobre las 20.30 horas desde la Plaza Mayor para recorrer varias calles de la ciudad. Además, con el propósito de conseguir la máxima afluencia a estas marchas, ya que el próximo viernes y sábado habrá rutas similares, el horario del servicio de préstamo de bicis del Ayuntamiento aumenta hasta la conclusión de las actividades. El día de "La ciudad sin mi coche" careció de un seguimiento entre los zamoranos, ya que muchos mostraron su desconocimiento.

El servicio, en datos

La empresa que se encarga del servicio de los autobuses urbanos en Zamora lleva a cargo del mismo desde hace algo más de 60 años. En el 2009 se acaba el contrato con el Ayuntamiento y la empresa pretende «hacer una renovación total de vehículos».

En total, son siete las rutas disponibles en la capital. La línea 1 une San José con el Clínico; la 2 cubre el trayecto entre la plaza Sagasta y la carretera de Fermoselle; la 3 se ocupa de la línea Villarina - San Isidro; la 4 parte de la plaza de Villadeciervos en dirección al Hospital Provincial; la 5 se encarga del trayecto de Villagodio y parte de La Farola hasta Melquiades; la 6 es la ruta que une el Polígono de La Hiniesta y la plaza Sagasta; y la 7 va desde la plaza de La Cruz hasta el Clínico. Todos los trayectos tienen ruta de ida y vuelta.

La flota de vehículos con las que cuenta AURZA es de 15. Algunos de los autobuses tienen poco más de dos años, mientras que hay tres que rozan la década. «Pero la mayoría de la flota es del 2001», reseña Santiago Vicente, gerente de la empresa.

Unos 40 trabajadores forman la plantilla de AURZA. De ellos, 34 son conductores, de los que cuatro son mujeres y el resto hombres.

Los martes, debido al mercadillo, y los viernes, «ya que son muchos los que van al mercado», son los días de mayor número de usuarios.

Un billete de bus urbano cuesta 50 céntimos de euro. Los que poseen el monedero hacen cada trayecto por 35 céntimos.