Los delitos relacionados con la pornografía infantil son los más graves de los que se cometen con las nuevas herramientas informáticas, debido a que afectan a menores y a la cada vez mayor brutalidad de las escenas pedófilas que se cuelgan en la red. Así lo dijo ayer en Zamora Enrique Rodríguez Martín, el jefe de sección de Delitos Informáticos de la Comisaría General de Policía Judicial, que intervino ayer en Zamora en el curso sobre "Fenómenos sociales emergentes" que se desarrolla en el Campus Viriato, organizado por el Cuerpo Nacional de Policía. Rodríguez Martín dirige al grupo que ha desarticulado en estos días una red que operaba en varias provincias españolas y que se dedicaba a extorsionar a menores para obligarles a protagonizar imágenes pornográficas que después distribuían en la red.

«Internet permite cometer prácticamente todos los delitos catalogados en el Código Penal, excepto el de violación», señaló el experto policial, aunque algunos no son sino variantes de las tradicionales técnicas del timo, como el de« la estampita, el cuento corto, o el cuento largo». Hay distintas denominaciones, como el "phising", un engaño para obtener las claves de las cuentas corrientes, el "pharming", que modifica los códigos de las páginas web, el "carding" que permite acceder a los números de la tarjeta de crédito para comprar con la de otra persona o incluso falsificarla, el "span" o envío malicioso de ofertas falsas, el "hoax" que cuenta una historia para convencer al usuario para que facilite datos confidenciales, o las pirámides de valor, que prometen ganar mucho dinero con poco esfuerzo. Parecidos nombres tienen las estafas de telefonía móvil, o los programas que se instalan en el ordenador con el fin de espiar claves o incluso manejar el terminal ajeno para fines delictivos. Las redes de pornografía infantil usan otras tácticas. Una consiste en lograr una relación con un menor a través de la red, de tal forma que consiguen cierto poder emocional y le convencen para que, por ejemplo, se desnude ante una cámara. Con estas imágenes le chantajean y cada vez le exigen imágenes sexuales de porno más duro. Existe asimismo el "bullyng", agredir a un menor para colgar las imágenes de la paliza en Internet, la creación de páginas web con imágenes de pedofilia o los "BBS", tablones de anuncios en los que se injuria o amenaza a las personas.

La variedad de delitos informáticos es amplia, como la imitación de páginas web del banco para conseguir claves, el comercio ficticio o las "cartas nigerianas".

«El acoso escolar se debe resolver en el propio centro»

En el curso sobre "Fenómenos sociales emergentes" intervinieron en la jornada de ayer otros ponentes, como el fiscal jefe de Zamora, Rafael Carlos de Vega, los docentes Jaime Riviere y Eduardo Terren o José Antonio Muñoz Matilla, profesor del departamento de Didáctica, Organización y Medios de Investigación de la Escuela de Magisterio de Zamora. Este último abogó por «usar los medios del centro para tratar de solucionar el problema del acoso escolar», aunque no hay que excluir otras medidas cuando hay una agresión física o cualquier otra que esté claramente tipificada en la Ley de Protección de Menores. Son claves a la hora de abordar el problema del acoso escolar «los cambios en la organización y en los planteamientos escolares y también la actuación sobre los propios alumnos, agresores y víctimas, que a veces quedan al margen de determinadas ayudas». A juicio del experto «lo importante es reestablecer la dignidad de la persona agredida y evitar nuevos casos» y recordó que para ello «ya existe una legislación escolar, con derechos y deberes para padres y alumnos, aunque a veces es muy lenta». El problema del acoso escolar es, en Castilla y León, «mucho menor que la media nacional, ya que estos datos de agresión se dan hacia el que es distinto, ya sean grupos étnicos o minorías, y la situación en la región a este respecto es también menor que la media nacional». Muñoz reconoció que el fenómeno no es nuevo, pero «hoy se está conviviendo con situaciones de mayor cantidad y calidad».