La Consejería de Sanidad comenzará a vacunar contra el virus del papiloma humano (VPH) a 789 niñas de la provincia que a lo largo de 2008 cumplen catorce años, es decir, nacidas en 1994. Las inyecciones comenzarán a impartirse a partir de mañana, lunes, con el objetivo de evitar el contagio por este virus que provoca casi la totalidad de los casos de cáncer de cuello de útero. La campaña se extenderá hasta el 18 de abril y se completará con la administración de otras dos dosis en los meses de junio y octubre.

La Consejería ha adquirido alrededor de 32.000 vacunas frente al virus para su uso en la campaña que ahora se inicia, y que finalizará dentro de seis meses. Para recibir la vacuna, las adolescentes deberán pedir cita en su centro de salud y acudir acompañadas de sus padres o tutores, con el oportuno consentimiento firmado y su cartilla de vacunación. La pauta de las inyecciones consta de tres dosis anuales y el presupuesto destinado para esta media es de 3,6 millones de euros. La Junta distribuyó tras las vacaciones de Semana Santa la información perceptible en los colegios escolares de la provincia donde estudian jóvenes nacidas en 1994.

A partir de ahora, la dispensación de esta vacuna será anual, ya que la Consejería la ha incluido en el calendario de vacunaciones sistemáticas infantiles de Castilla y León. La dosis es voluntaria y gratuita para este sector poblacional, si bien las niñas que superen los catorce años también pueden acceder a la vacuna aunque con coste, según estableció el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud celebrado a finales de 2007.

La vacuna elegida es de administración intramuscular recomendada para mujeres de entre nueve y veintiséis años, y protege contra los tipos denominados de "alto riesgo". Dos de ellos, el VP 16 y el VPN 18 producen el 70% de los casos de cáncer de cuello de útero en el mundo. La dosis, que no se debe suministrar durante el embarazo, no presenta contraindicaciones.

La provincia de la región con más niñas nacidas en 1994 es Valladolid (2.078), seguida de León (2.025), Salamanca (1.582) y Burgos (1.490). Por el contrario, las que menos población de estas características tiene es Soria (380), Segovia (702), Palencia (751), Avila (737) y Zamora (789). En la comunidad autónoma mueren al año en torno a 35 mujeres a causa del cáncer de cuello de útero, con una incidencia de 2,67 muertes por cada 100.000 mujeres. Esta vacuna supone una medida de prevención primaria frente a las verrugas genitales, lesiones precancerosas y el cáncer de cuello de útero.

Con el fin de difundir la vacunación, la Junta ha enviado una carta a todos los profesionales sanitarios: pediatras, médicos de familia y ginecólogos. Para la población general se ha entregado toda la información a las jóvenes en los colegios y se desarrollará una campaña de publicidad. Para cualquier consulta, está disponible el teléfono 012 y el portal sanitario www.sanidad.jcyl.es.

La familia del papiloma consta de más de 100 clases diferentes de virus. En función del tipo, se pueden producir distintas enfermedades: existen algunos que afectan a la piel y producen verrugas comunes en manos y pies; otros afectan a las mucosas, a nivel del aparato respiratorio; y otros producen enfermedades en la región anogenital. La infección genital por VPH se adquiere por transmisión sexual. Los dos principales factores determinantes en la infección son la edad y la actividad sexual. El mayor riesgo se da en edades jóvenes y aumenta con el número de parejas sexuales.

Diversas investigaciones realizadas en los últimos años han demostrado de modo fehaciente que el VPH es el principal agente causal de las lesiones precursoras y del cáncer de cuello de útero. Otros cánceres menos comunes, como los de vagina, vulva, ano y pene, están también relacionados con la infección por VPH. De igual modo, las verrugas genitales son el resultado de la infección por determinados seropositivos del virus de bajo riesgo.

Además de esta vacuna, el calendario de la Junta de Castilla y León incluirá este año otra novedad al fusionar en una la pentavalente que se suministra a los bebés a los dos y seis meses con la de la hepatitis B, que les corresponde a esas mismas edades.