El consumo de antibióticos en la población pediátrica de Castilla y León y de Zamora es superior en el ámbito rural que en el urbano, según las conclusiones de un estudio regional sobre el particular, sin que estén claras las razones que explican tal fenómeno. El estudio, publicado el pasado año en una revista especializada de Pediatría, indica que la mayor diferencia entre la prescripción de antibióticos rural y urbana se produce en la provincia de Segovia, y la menor en las áreas de salud de El Bierzo, Avila, Valladolid Este y Palencia. Zamora se encuentra en una posición intermedia, junto con el resto de las áreas de salud de la región.

Los autores del estudio, pertenecientes a varios centros de salud de Valladolid y Palencia y del Area de Microbiología de la Facultad de Medicina de la capital regional, indican que la evolución en el consumo de antibióticos sigue pautas similares en ambos ámbitos, rural y urbano, y alcanzó su punto máximo en 2003, mientras que volvió a bajar en 2004 y 2005, los últimos años analizados.

Una de las razones que podrían explicar el menor consumo de antibióticos en el medio urbano podría ser debida a que en éste se atienda a menor población: «Este razonamiento se atribuye a a elevada proporción de pacientes que utilizan los servicios de urgencias en el ámbito urbano, tanto hospitalarios como extrahospitalarios (en los puntos de atención continuada) por razones obvias de comodidad horaria y proximidad, cuya prescripción infravalora el consumo real de la población pediátrica en el medio urbano. También es indudable que pueden influir características culturales, económicas, sociológicas y demográficas».

Y es que otros estudios similares han detectado también una diferencia en el consumo de antibióticos, pero en sentido contrario, es decir, mayor en el medio urbano que en el rural. Y la conclusión que sacan es que los médicos con más tiempo de consulta y menor número de pacientes recetan menos antibióticos, porque pueden dedicar un mayor rato para explicar al enfermo que no necesita este tipo de medicamentos. «Aunque este tema es controvertido, ya que hay autores que demuestran lo contrario, en nuestro estudio no se pudieron apreciar diferencias significativas en el número de población infantil por facultativo que explicara variaciones en la prescripción, pese a no disponer de datos para analizar la presión asistencial».

Además de las diferencias cuantitativas, los autores del trabajo publicado en Anales de Pediatría, hallaron «importantes diferencias cualitativas tanto en subgrupos terapéuticos como en principios activos». Las características de de los procesos patológicos, de la atención sanitaria y de la relación médico paciente podrían ser los factores que explicaran estas diferencias entre los medios rural y urbano. En concreto, se apunta que «en lo que respecta a los pediatras, es posible una tendencia a la medicina defensiva, que adopta la prescripción de antibióticos para procesos aparentemente banales, en previsión de posibles complicaciones posteriores». Los pacientes tienen también su parte de culpa en la hiperprescripción de antibióticos, ya que demandan a los facultativos que se los receten: «En este sentido influyen factores culturales y educativos de la población».

El consumo de antibióticos, según los resultados del estudio, fue menor en Zamora que en León, Burgos y Segovia y ligeramente mayor al resto de las provincias.