La Opinión de Zamora

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Zamoranos en el mundo: Jornada para vivir y compartir

La zamorana Petra Rodríguez desvela los entresijos de la intensa preparación que se esconde detrás del Día de Acción de Gracias

Petra Rodríguez (de negro) con sus familiares, durante la cena de Acción de Gracias. | Cedida

Desde la salsa de arándanos hasta el puré de patata, pasando por diferentes recetas de boniato, jamón asado, multitud de ensaladas o postres —con los pasteles de manzana y calabaza a la cabeza— sin olvidar, por supuesto, el pavo relleno. “En cada zona se hace de una manera: con ostras en la costa noroeste, con almejas en la bahía de Chesapeake o con pan de harina de maíz en el sur”, pone como ejemplos la zamorana Petra Rodríguez, presidenta de la Asociación Cultural Española en Arizona, quien lleva desde hace décadas preparando la cena de Acción de Gracias al otro lado del Atlántico. Una de las citas más celebradas de la tradición estadounidense, pero de la que poco se sabe en el resto del mundo, más allá de la imagen que se proyecta en series y películas norteamericanas.

Mesa donde se colocan todo tipo de guarniciones para el pavo. | Cedida

“Este día es compartido con familias, vecinos y amigos, que participan en la preparación del pantagruélico banquete. Para que todo salga bien, es necesaria una planificación anticipada de semanas, en las que se diseña el menú y se asignan las tareas y actividades a cada uno”, advierte. Ahí radica el éxito de la celebración. “Cada familia e invitados preparan aquello que se les solicita y el trabajo de las grandes comilonas es compartido, porque hay que hacer la compra, preparar aperitivos, carnes, guarniciones y postres”, enumera.

Nuevos platos

Al tratarse de un país multicultural, esta celebración ha ido aceptando y adaptando nuevos platos al menú más tradicional. “Los españoles que sí lo celebramos hemos introducido cambios en el menú, añadiendo sabores españoles y compartiendo mesa con otras familias de nuestro país. Además, por nuestro carácter, nos acomodamos bien a cualquier fiesta”, reconoce la zamorana.

Menú de una celebración de Acción de Gracias.

La comida es importante, pero no la única tradición que se mantiene en esta época. “Lo bueno de esta explosión alimentaria es que hay comida para varios días después y se pueden planear actividades lúdicas, como deporte en familia o ir de compras navideñas”, señala. Este año, además, al coincidir las fechas con el Mundial de Fútbol, se han incluido estos partidos a los ya habituales de fútbol americano para estar —sobre todo los hombres— horas delante del televisor, otra tradición de estos días.

Toque caritativo

“Ahora se celebra más como una fiesta aconfesional, familiar y de amistad, a la que se le ha añadido el toque caritativo y social, al haberse extendido la costumbre de invitar a personas solas, mayores o enfermas y también el llevar comida a centros comunitarios, supermercados e iglesias”, valora.

La zamorana Petra Rodríguez, en el centro. Cedida

Al celebrarse en familia y debido a las grandes distancias en Estados Unidos, esta tradición anglosajona supone un ingente número de vuelos nacionales “que mueven alrededor de 26 millones de pasajeros”, calcula la zamorana.

La Navidad, por delante

Por último, sobre si algún día Acción de Gracias se exportará a su país de origen, Petra lo tiene claro. “Siempre hay algo por lo que dar las gracias en todos los lugares, pero como día de reunión familiar no va a quitar el puesto a la Navidad, al menos en España, ni el pavo podrá sustituir a nuestro cordero, pescados o mariscos”, compara. “Todo evoluciona sin parar y con rapidez en nuestro siglo, pero las tradiciones permanecen, incorporando los cambios, pero sin olvidar el espíritu”, finaliza.

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