Esperanza Rodríguez de la Fuente es paciente oncológica y voluntaria de la AECC que contó su experiencia en primera persona. “Me enteré de que tenía cáncer en una revisión periódica, acudí a hacerme una mamografía, me encontraron un pequeño bulto y la biopsia dio pie al diagnóstico”. La situación fue especialmente dura para ella porque había perdido a su marido y de un momento a otro tubo que hacer frente a una palabra que nadie quiere escuchar “cáncer”. “Mi concepto sobre ello cambió, cuando entras en contacto con la enfermedad, la sientes, te ves en medio del tratamiento y la operación, la palabra ya no da miedo porque lo asumen, te ha tocado, lo tienes y hay que luchar”. Esperanza se caracteriza por su positivismo ante la vida y siempre tuvo claro que “tienes que luchar por ti mismo, hay días que saldrás del tratamiento pensando que no ha ido tan mal, pero al día siguiente te encuentras fatal. Otros días pones buena cara delante de tus hijas, porque no quieres preocuparlas más, y al meterte en la cama empiezas a dar vueltas a lo que va a pasar, a cómo vas a estar, pero sigues viviendo y luchando, porque quieres seguir viviendo”. Compartió también sus sensaciones frente al espejo, en esos días en los que no es tan fácil mirarse y verse guapa, por lo que entiende perfectamente cuestiones que enfrentan las mujeres a las que ahora apoya en su voluntariado.