Sin pasos y vacío. Esa es la estampa que presenta el Museo de Semana Santa de Zamora una vez que ha concluido el traslado de los grupos escultóricos e imágenes de las cofradías que tenían patrimonio en su interior. El espacio únicamente conserva el mural de Castilviejo, que irá a María Auxiliadora, las cruces de Siete Palabras, las maquetas de la Santa Cena o la antigua Borriquita, a la espera de su traslado a Santa María la Nueva, numerosas cajas o los expendedores de gel hidroalcohólico reunidos donde han estado los pasos de la Cofradía de Jesús Nazareno.
“Impresiona verlo sin sus pasos y sin sus imágenes, pero es un punto de no retorno cuando decidimos hacer uno nuevo que era una necesidad”, atestigua la presidenta de la Junta por Semana Santa, Isabel García.
Respecto a la posibilidad de visitar los pasos, aquellos que se encuentran en San Andrés sí lo serán porque “está abierto al público” al igual que San Vicente, que acoge a la Borriquita, y la Catedral, donde se ubican Redención, la Lanzada y la Conversión del Centurión. Por el momento quedan sin poderse ver los que están en San Esteban y en la panera de la Cofradía de Jesús Nazareno, pero la presidenta del organismo semanasantero confía en que de cara a la Cuaresma pueden ser visitados.
García indicó que la iglesia de Santa María, donde habrá un mini museo, “necesita de una serie de intervenciones para tener una exposición digna y poco a poco se irán incorporando las piezas” y aseguró que las seis cofradías a las que afecta el cierre del museo en sus itinerarios “están trabajando” para hacer las modificaciones necesarias en sus recorridos en 2023.
La Real Cofradía del Santo Entierro fue el domingo la última en mover su patrimonio la mañana del domingo. La Virgen de los Clavos, con el palio ya bajado, la Magdalena y la Urna supusieron los primeros en salir del museo para dirigirse a la iglesia de San Esteban, donde ya se encontraba el grupo de Retorno al Sepulcro desde hace varios meses por la mejora en su mesa.
La Conversión del Centurión y la Lanzada atravesaron todo el casco antiguo hasta la Catedral con cuidado en el tramo final de la rúa de los Francos, dado que había un cable suelto. Además, en ambos pasos ante la puerta principal de la seo eliminaron el suplemento que habían instalado en las patas y situaron el sistema de cazoletas ideado para bajar los pasos de entre 15 a 20 centímetros.
A mayores, Longinos tuvo que aguardar más de media hora en el atrio para ser situado en el trascoro por estar celebrándose un bautizo.
San Juan y Nuestra Señora, sin su cruz, accedió sin problemas a la panera de Jesús Nazareno. En el caso del Descendimiento, su altura obligó a que los cargadores se cambiaran de posición para facilitar el acceso de la obra de Ramón Álvarez que casi rozaba la parte superior de la puerta. El esfuerzo de los responsables de la cofradía y de los cargadores lo recompensaron los semanasanteros que aguardaban en la calle con una ovación En el Descendido, cuando estaba a punto de atravesar el umbral, eliminaron el suplemento y situaron las cazoletas con lo que entró sin problemas.
La Conducción al sepulcro y la Piedad, despojada de la cruz, se encuentran ya en San Andrés.
