La Opinión de Zamora

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Joyas de cristal en la Audiencia de Zamora

La Gerencia de Justicia restaura las vidrieras de los años 50 del siglo pasado de ventanas y puertas, obras de la Casa Maumejean de Los Momos

Puri Vicente señala una de las vidrieras de la Audiencia deterioradas. S. A.

La austeridad y solemnidad de los tonos grises del mármol de gran parte de las paredes del vestíbulo principal y de la primera planta del interior del Palacio de Los Momos, que da el empaque propio de tiempos pasados a la sede de la Audiencia Provincial, junto a su mobiliario decimonónico, solo se rompe por los escasos toques de tonos amarillo, terroso, verde, rojo o azul de las vidrieras que acristalan algunas de sus puertas y de sus ventanas, sin abandonar ese estilo clásico y formal.

Únicos elementos que acaparan la atención del visitante, junto a las grandes lámparas que cuelgan de sus techos, auténticas obras de orfebrería, las vidrieras pasan ya de los tres cuartos de siglo desde su creación por artistas de la Casa Maumejean fundada en 1860, especializada en pintura sobre vidrio, con trabajos en España y Francia principalmente.

Los operarios instalan una de las nuevas ventanas en la oficina de penal de la Audiencia. S. A.

Esa firma las convierte en “piezas únicas, con valor histórico y artístico” por la dificultad y lo delicado de la técnica pictórica, que utiliza el polvo como elemento, explica la experta vidriera artesana Puri Vicente, embebida en su restauración junto a su socia Julia Mateos y al pintor Juan Luis García.

Contratados en 2019 por la Gerencia de Justicia de Valladolid para devolver su vistosidad a estas composiciones que se realizaron de forma totalmente manual, la misma artesanía que emplean los integrantes del taller de restauración y creación de vidriera salmantino Opal Vidrieras para intervenir en estos “cuadros de cristal”. A mano y con precisión de bisturí.

Pintados con materiales sumamente delicados, dejan pasar la luz natural al sombrío y silencioso edificio, dividen la parte “palaciega” de la Audiencia del contiguo inmueble que acoge los juzgados.

Estas verdaderas “joyas de artesanía de los años 50 del siglo pasado”, declara la experta, cubren desde los vanos de la sala de lo criminal, “las más valiosas por sus dibujos”, de los frontales de las escaleras y del distribuidor del primer piso a las ventanas y puertas del pasillo de acceso a las oficinas de penal y civil y despachos de los magistrados.

La artesana vidriera explica la técnica del emplomado de las piezas de cristal. S. A.

Los operarios de la empresa desmontaron las vidrieras de esos despachos para devolverlas en un mes completamente recuperadas y “protegidas” de las inclemencias del tiempo encajadas entre los cristales de climalit para evitar los cambios de temperatura, el calor, el frío, el viento y las lluvias que “las deterioran, las abomban”, y señala una de una puerta.

“Algunas de las piezas se rompen o se caen también porque el estaño que las une va dejando de realizar la función de sujeción” entre los pequeños vidrios romboidales. El proceso de rehabilitación es laborioso y meticuloso, “desemplomamos y volveremos a emplomar las vidrieras sustituyendo las piezas rotas por nuevas”.

Las puertas y ventanas antiguas desmotadas para su sustitución. S.A.

Requiere suma delicadeza, “tienes que ir muy despacito, buscando la perfección". El trabajo “se complica en aquellas con filigrana pintadas con esmaltes de amarillo de plata y grisallas”, expone. “Estas las sombreamos con grisalla”, composición de vidrios pulverizados y óxidos metálicos diluidos en resina que se aplica a la pintura antes de meter la pieza al horno a temperaturas altísimas para que el dibujo sea permanente, proceso que puede afectar al sombreado, “el horno come mucho color y, a veces, tienes que volver a dar los amarillos de plata, los verdes”.

Se utiliza “un pincelito para ir sacando las luces de las piezas, haciendo el dibujo. La parte con más sombra la dejamos cubierta con la grisalla y vamos quitándola muy despacio. Si te equivocas hay que volver a empezar porque el polvo no lo puedes tocar, se va enseguida, y no hay gomas de borrar ni aguarrás para limpiar un color de un esmalte”. 

Ya limpias, “ensillamos las vidrieras, las emplomamos en tiras largas en forma de “H”, donde una por una se encajan las piezas como si fuera un puzzle. Se conserva el mismo vidrio y el dibujo original, salvo algún retoque en las cenefas. Solo se sustituyen las que están rotas, después se sueldan y se vuelven a montar. Todo es manual”.

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