Decenas de zamoranos han asistido a la consagración el santo crisma, hecho de aceites y perfumes, y la bendición de santos óleos, en la tradicional misa crismal que se adelanta al Miércoles Santo en la Catedral de Zamora para que los sacerdotes puedan celebrar este mismo rito en sus respectivas parroquias durante la mañana del Jueves Santo. En la misa crismal los sacerdotes renuevan su promesa con la Iglesia y su misión en ella.

El obispo de la Diócesis, Fernando Valera, presidió esta eucaristía, un acto único en el año litúrgido en el que participa el mayor número de sacerdotes del presbítero diocesano.

Esta ceremonia tiene su razón de ser en que es preciso disponer del santo crisma y de lo otros aceites para realizar bautizos y confirmaciones que se vayan a desarrollar durante la Vigilia Pascual, ya que no se puede celebrar misa desde la tarde del Jueves Santo, en el que se celebra la misa de la última cena, hasta la noche del Sábado de Gloria

Esta celebración, desde que tuvo lugar la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, acoge la renovación de las promesas sacerdotales, de modo que, una vez terminada la homilía, en lugar de rezarse el credo, el obispo invita a los sacerdotes a confirmar su compromiso vocacional.

Cumplido ese rito, se consagra el santo crisma y se bendicen los óleos. El crisma es el aceite con el cual son ungidos los bautizados, se usa en las confirmaciones y en la ordenación de obispos y sacerdotesAparte de en estos sacramentos, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o de campanas.

Los santos óleos, que se bendicen pero no se consagran, son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos.