El despertar de la conocida como España Vaciada se ha expresado en distintos movimientos ciudadanos y sin duda uno de los más originales ha sido el protagonizado por un grupo de jóvenes emigrados que a pesar de vivir fuera de la comunidad, especialmente en Madrid, están aportando su granito de arena por resolver un problema, el de la despoblación, del que se sienten protagonistas en primera persona. Uno de ellos es Víctor Vega Vicente, de León “pero con abuela zamorana y familia en media comunidad”, que ofreció su visión del asunto en una conferencia esta misma semana en el Museo Etnográfico de Zamora. Defendió la reivindicación, incluso política, pero también la necesidad de propuestas en positivo y desde luego cree imprescindible una ley de Dinamización Demográfica que en Castilla y León parece que va a morir casi incluso antes de nacer. Hay propuestas concretas, como la de los incentivos fiscales, para intentar frenar la despoblación, pero lo fundamental es, que haya “voluntad política” de arreglar algo.

—¿Quiénes son Jóvenes Castilla y León?

—Somos un colectivo de jóvenes tratando de visibilizar el problema de los jóvenes en nuestra comunidad y la falta de oportunidades que tenemos. Nuestro origen y lo que hemos hecho hasta ahora, se puede explicar en dos claves que es en las que nos movemos. Por un lado está la reivindicación, en muchos casos de carácter político. Aunque no nos encuadremos en ningún partido en concreto tratamos de poner sobre la mesa problemas reales que tenemos los jóvenes en la comunidad. Hay una segunda clave más propositiva que va más dirigida a decir, vale, nosotros reivindicamos, hacemos crítica pero al mismo tiempo también en los foros oportunos planteamos propuestas de cosas que pueden ayudar.

—Nacen en 2019, que es una fecha muy simbólica porque es cuando la que se llamó España Vaciada da un puñetazo en la mesa, para decir, aquí estamos.

— Justo. Hubo una manifestación muy grande en Madrid a finales de marzo de 2019 y allí es donde se originó el colectivo porque coincidieron un grupo de jóvenes y vieron que había que hacer algo. Esa marcha no fue exclusivamente de Castilla y León, sino de toda España, con colectivos de todo tipo de las distintas zonas donde en España desgraciadamente tenemos el problema que ahora llamamos de la España Vaciada y ahí fue donde se puso en marcha. Hay otros colectivos como el de Soria Ya del que ahora se habla mucho que tiene reivindicaciones previas porque ellos llevan más tiempo de rodaje, pero vamos en nuestro caso y en el de otros muchos colectivos, todo comenzó en marzo de 2019.

—¿Cómo fue dar el paso de hablar de estas cosas en el bar a decir, vamos a hacer algo, implicarse?.

—Hasta que das el paso pasa mucho tiempo. Hablo en mi caso personal, ves cosas que no te gustan. Pero bueno, en mi caso voy tomando conciencia al caminar por León y ver los comercios cerrados o constatar cómo de tu grupo de amigos muy pocos quedan en el lugar de origen, la mayoría se han ido a vivir fuera. En Zamora he estado y pasa lo mismo con los comercios. Y al final te vas y acabas haciendo tu vida fuera, porque profesionalmente donde tienes las oportunidades es fuera, terminas creando tu propia familia fuera y después es difícil volver. Para mi siempre ha sido muy visible y bastante triste en esos domingos cuando ibas a coger el tren o el autobús para irte a Madrid, con el andén a tope de gente joven, lo mismo el viernes cuando llegan. Al principio lo ves y te resignas. Pero luego piensas, posiblemente el alcance de lo que yo haga en este colectivo será muy limitado pero entre no hacer nada y hacer algo, yo en mi caso prefería hacer algo. Ya digo, aunque seas consciente de que el alcance de lo que consigas puede ser muy limitado.

Al principio lo ves y te resignas. Pero luego piensas, posiblemente el alcance de lo que yo haga en este colectivo será muy limitado pero entre no hacer nada y hacer algo, yo en mi caso prefería hacer algo.

—¿Y se está consiguiendo algo realmente?

—El primer paso era visibilizar y poner sobre la mesa o en el debate público los problemas que son comunes en algunas zonas de España. Y en el caso de Castilla y León nos llevamos la palma o el premio, porque es la comunidad autónoma que más población ha perdido en las dos últimas décadas. Es el primer paso. Para mi todavía es insuficiente porque yo creo que esto tiene que trascender el espacio autonómico y llegar a Madrid a nivel estatal y este paso todavía no se ha recorrido. Por cierto, las elecciones anticipadas en Castilla y León creo que no han sido muy oportunas, pero si han tenido un aspecto positivo es que se ha hablado de la comunidad y bastante de los problemas que tenemos en el resto de España. El siguiente paso es ese, que trascienda a la comunidad y empiece a hablarse a nivel nacional.

—¿ Y después?

—Y después ya las formas de actuar ya estamos viendo que son diversas. Colectivos que vienen de la sociedad civil han dado el paso de presentarse a las elecciones. Es una decisión legítima porque al final hay cosas que o se hacen desde las instituciones o son difíciles de lograr, y yo en ese sentido veo es un canal que hay ahí por el que unos han optado y otros no. Los que han dado el paso van a entrar en la dinámica de la política de partido e institucional, con lo positivo y negativo que eso va a suponer. Habrá que ver en los próximos meses qué pueden ir consiguiendo estos colectivos que se han hecho partido, pero en general todos tenemos que seguir empujando para que trascienda el ámbito autonómico y se hable a nivel nacional, porque esto, en mi opinión, afecta también a otras zonas de España. No es un problema exclusivo de Castilla y León aunque desde luego en Castilla y León es bastante grave.

—¿Con la entrada en política de movimientos de la sociedad civil se pueden quedar muchos pelos en la gatera?

—Claro porque una vez que des el paso te van a criticar y especialmente si tienes un poco de éxito, como está siendo el caso de Soria Ya; seguro que se tenderá a deslegitimarlo. Ellos han entrado en otra fase y ahora están en otro tipo de actividad y van a tener, seguro, cosas buenas y cosas malas. A ver cómo resulta.

—¿Qué parte tenemos que esperar a que venga de fuera y qué depende de nosotros mismos, de que adoptemos una u otra actitud?

— A nivel de la sociedad al final un paso que hay que dar es el de exigir a nuestros gobernantes una serie de cosas. Cuando vemos en campaña cómo se habla de otros temas en clave nacional, que si Casado o Sánchez, si queremos avanzar un poco y tratar de arreglar nuestros problemas al menos lo que podemos hacer nosotros es exigir a nuestros gobernantes que atiendan a los problemas que realmente tenemos. Sinceramente creo que tratar la campaña en clave nacional no ayudaba a los ciudadanos de Castilla y León. Eso para mí es un primer paso. Y después tratar de que la sociedad civil, asociaciones empresariales, sindicales, todos los actores de la sociedad civil vayamos en esta misma dirección de tal forma que no sean solo los colectivos los que alcen la voz, sino que también tengan cada vez más respaldo social.

Al menos lo que podemos hacer es exigir a nuestros gobernantes que atiendan a los problemas que realmente tenemos. Y después tratar de que la sociedad civil vayamos en esta misma dirección, que no sean solo los colectivos los que alcen la voz

—¿Mejor partidos nacionales o localistas para abordar la despoblación?

—Yo soy de la opinión de que estos problemas los puede tratar de resolver cualquier partido, sea de ámbito nacional, regional o local, siempre y cuando lo quiera resolver. Es decir, que porque sea nacional no quiere decir que no lo quiera resolver o porque sea local lo vaya a resolver. Lo importante es que exista voluntad política de resolverlos. Y como sociedad, seguir exigiendo que se atiendan los problemas reales y no entrar en otros temas como hemos visto en la campaña en clave nacional que no nos soluciona los problemas.

—¿Por qué se van los jóvenes de Castilla y León?

—Los resultados del estudio Pisa de la calidad educativa en Castilla y León en general siempre han sido muy buenos, estamos normalmente en primer o segundo lugar tanto en ciencias como el letras, nosotros hacemos las cosas bien. Pero necesitamos estas oportunidades, hay que intentar favorecer lo de casa. Por qué se van los jóvenes es un problema muy complejo pero tenemos que hacer todo lo que podamos para resolverlo.

—¿Es fácil mantener la vinculación con la tierra cuando uno tiene que irse fuera y hace su vida lejos?

—A nosotros nos critican porque nos dicen, oye, que hay gente que quiere irse fuera, que conocer mundo puede ser muy enriquecedor . Y efectivamente es así. Nosotros lo que creemos es que los jóvenes y los no tan jóvenes, es decir, todo el mundo, pueda decidir en libertad si se va o no, si quiere quedarse o irse, pero que se den estas circunstancias para hacerlo. Es quizá un tipo de emigración un poco distinta a la que se ha podido dar en otras épocas donde la gente tenía necesidades materiales mayores, aunque también los jóvenes ahora tenemos quizá mayores problemas de acceso al trabajo o acceso a la vivienda. Quizá no sea nada comparable con lo que ocurría hace 50 años, pero desde luego no estamos en un buen momento. Preparando la presentación para la conferencia de Zamora veo los números y cerca del 40% de la gente que ha nacido en Castilla y León ha tenido que salir fuera. Y entre los jóvenes con titulación superior está por encima del 40% los que terminan saliendo fuera, o sea que la juventud nos vemos bastante afectados. De lo que se trata, lo que nosotros reivindicamos, es que se den las circunstancias que permitan decidir en libertad si se quiere uno ir de su tierra o quedarse, poder elegir.

—¿Valen para algo contar con las leyes adecuadas en este terreno o son en la práctica papel mojado?

—Uno de los instrumentos más útiles para abordar el problema es el de la vía legislativa, porque además se puede utilizar en distintos ámbitos. Por ejemplo en el ámbito fiscal, a través de bonificaciones fiscales o de seguridad social a empresas que se establezcan en la comunidad, vía impuesto sobre la renta, el IRPF para personas que vivan por ejemplo en municipios con menos de 500 habitantes o personas que vayan a comprar una vivienda menores de 30 años. Es decir por al vía fiscal se pueden hacer muchas cosas y todo eso requiere una ley. Y como eso en otros ámbitos. Con las leyes es la forma de hacerlo y a través de nuestros representantes, a los que hemos votado previamente.

Uno de los instrumentos más útiles para abordar el problema es el de la vía legislativa. Por ejemplo en el ámbito fiscal, a través de bonificaciones fiscales o de seguridad social a empresas que se establezcan en la comunidad

—¿Cómo se encuentra el anteproyecto de ley de Dinamización Demográfica de Castilla y León?

—En el caso concreto del anteproyecto de ley el balance que hacemos hasta ahora es que el resultado ha sido bastante pobre. Por lo menos hasta lo que sabíamos no iba muy avanzado. Se propuso además desde una consejería que era de Ciudadanos y ahora que ha salido del Gobierno y previsiblemente no va a estar e el nuevo creemos que a el proyecto de ley de Dinamización Demográfica directamente no va a tener ningún recorrido. No vemos que por ese lado pueda prosperar. Y somos escépticos en el sentido de que lo apoye el Partido Popular porque sabemos que llevan muchos años en la Junta, en el Gobierno regional y tampoco se había hecho nada hasta ahora, justo se comenzó a hacer hace año y medio. No sabemos si a partir de ahora, cuando empiezan a visibilizarse más estos problemas, cogerán el toro por los cuernos. Hasta ahora no lo han hecho. No somos muy optimistas pero habrá que esperar a ver qué ocurre.

—¿Pero a su juicio si no es ésta misma habría que hacer algún tipo de ley de Dinamización Demográfica?

—Si. Lo hemos podido ver en otras comunidades. En Castilla La Mancha se ha aprobado una ley y además se la ha dotado de presupuesto. Porque ese es otro problema, que se puede hacer una ley pero sin dotación presupuestaria con lo cual es papel mojado. Pero realmente se le puede dar bastante peso si se considera que es un problema real y hay voluntad política de intentar solucionarlo. También somos conscientes de que desde el ámbito autonómico no se pueden resolver todos los problemas y es necesario que desde el ámbito estatal se camine en esa dirección. Pero lo que se pueda hacer desde las competencias que tenga la Junta se debería de hacer. Y además porque vemos, y lo dicen los números, que Castilla y León es la comunidad que más población pierde. Si estamos a la cola sería de esperar que el gobierno de la Junta de turno, el que estuviera, se lo tomara en serio. Creemos que tendría que intentarse, y si lo sale la anterior, algo se debería de hacer.