Antes de afrontar el reto electoral como cabeza de lista del PP de Zamora para los comicios autonómicos del 13 de febrero, Isabel Blanco hace balance de dos años y medio muy intensos al frente de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta. A los pocos meses de asumir el cargo, la pandemia obligó a la política zamorana a encarar una realidad muy dura en las residencias y a adaptar su gestión a las circunstancias sobrevenidas. Tras el 2020 del impacto y el 2021 de la vacuna, la dirigente popular confía en que la recuperación aparezca en 2022.

–Han sido dos años y medio marcados por el estallido de la pandemia a los ocho meses de la formación del Gobierno. ¿Qué balance hace de esta etapa?

–Han sido dos años duros, muy difíciles, en los que nos hemos enfrentado a algo para lo que nadie estaba preparado, aunque ya sea una frase muy manida. La pandemia afectó de lleno al sistema sanitario y a las personas más mayores y vulnerables, que son las que viven en los centros residenciales. Una vez superamos la primera ola, se fueron tomando distintas medidas y se implementaron diferentes protocolos. Los usuarios de las residencias fueron los primeros que se vacunaron y la evolución ha sido impresionante. La situación no tiene nada que ver con la de hace un año ni con lo que vivimos en general en la sociedad. Las vacunas y las medidas que se han adoptado están haciendo que la incidencia sea mucho menor. Los casos que hay suelen ser aislados y, en el momento en el que se detectan, se activan los protocolos de contingencia que tienen los propios centros. Ahora, hay que olvidarse ya del aislamiento de las personas mayores, porque la salud mental está repercutiendo mucho en la sociedad en general, pero especialmente en ellos, así que no se trata de aislarlos, sino de actuar con precaución.

–¿Algunos de los proyectos previstos se han visto arrinconados por culpa de la crisis?

–Al margen de las residencias, los proyectos que teníamos previstos no se cayeron, que es la grandeza de los servicios sociales y de los profesionales. Hubo alguno que se retrasó, sobre todo los que han tenido que ver con temas legislativos, porque no hay que olvidar que estuvimos tres meses con los plazos paralizados, pero los servicios sociales dieron atención a todas las necesidades que se presentaron. Desde el suministro de alimentos, de medicamentos o de productos de primera necesidad hasta la respuesta a los menores cuyos padres estaban hospitalizados o a las mujeres víctimas de trata. También comenzamos con los proyectos que teníamos comprometidos y otros que han ido surgiendo sobre la marcha.

–La pandemia ha tenido varias fases: 2020 fue el año del miedo; 2021, el de la vacunación. Ahora, 2022 entra de la mano de la sexta ola, que vuelve a dejar un poso de incertidumbre. ¿Qué espera la Consejería de Familia de este ejercicio?

–Hemos visto que las vacunas funcionan, somos una de las comunidades con más alto porcentaje de personas inmunizadas y se sigue trabajando en esa línea. Esto es una apreciación personal, pero espero que 2022 sea el año de la normalización. A lo mejor, no la vuelta a la normalidad que vivíamos antes, sino el regreso a la normalidad que cada uno necesita en su vida.

–¿Esa normalización llegará también a las residencias tras las medidas que se han tomado para la sexta ola?

–Sí, de hecho, ya en octubre empezamos a normalizar la vida de los centros residenciales y de día. Con la llegada de esta sexta ola y sus números, se extremaron las medidas de protección y prevención, sobre todo en el tema de relaciones, para evitar que si hay una persona positiva pueda contagiar a otros usuarios. Una vez veamos que la incidencia en los centros tiende a desaparecer, se volverá a esa normalización de las actividades, de las visitas. Ya se permitía subir a las habitaciones, y no se ha prohibido en Navidad, pero se ha recomendado que no lo hagan. Volveremos a retomar esa normalidad. También los centros, los usuarios y las familias se han adaptado a normas y situaciones, como el uso de las nuevas tecnologías, que han venido para quedarse. Ahora cabe esa posibilidad de que los usuarios se relacionen con sus familiares y con el mundo exterior por esa vía. En eso tenemos que seguir avanzando.

–Por la vinculación entre las áreas y por la pandemia sobrevenida, la relación entre las consejerías de Familia y de Sanidad ha sido intensa durante esta etapa. ¿Qué valoración hace del trabajo llevado a cabo con la parcela dirigida, hasta hace unas semanas, por Verónica Casado?

–Se ha trabajado de una manera coordinada, como no podía ser de otra manera. Las decisiones en las residencias se tomaban, en su mayoría, de manera coordinada y conjunta con la Dirección General de Salud Pública. Sobre todo en las primeras olas; luego había unos protocolos más definidos

–Entonces, ¿razonablemente satisfecha con el trato y la relación profesional?

–Sí, sí. Ya digo que ha sido una actuación completamente coordinada entre las dos áreas, como no podía ser de otra manera. Estamos hablando de que hemos atravesado una crisis sanitaria.

La consejera de Familia, durante la entrevista. | Emilio Fraile

–Volviendo a las residencias, el cambio de paradigma ya estaba en marcha antes de la llegada de la pandemia. ¿Cómo va en estos momentos la implantación del modelo “En tu casa” y cuáles son los plazos que manejan?

–La idea es aprender también de lo que ha pasado; ver lo que funcionaba y lo que no. ¿Qué funcionaba? Como decía, el modelo “En tu casa”, el de las unidades de convivencia en forma de pequeños módulos dentro del centro. Cuando hablamos de este modelo, nos vamos mucho a la arquitectura, con esas habitaciones que tienen sala común, cocina, que son lo más parecido una casa. Pero es también el personal. En este modelo, cada unidad de convivencia tiene su gente de referencia. Eso permite, en caso de pandemia, poder sectorizar y aislar únicamente esa unidad si ocurre algo, y no a todo el centro. Ahora, estamos legislando. Se está tramitando la ley de atención residencial que pretende la implantación de este modelo en toda la comunidad. En los centros propios, los de la gerencia, se está modificando ya la estructura hacia las unidades de convivencia, y en el resto se tendrá que ir implantando progresivamente. No va a ser aprobar la ley y tener que hacerlo en un plazo breve, pero sí hacerlo progresivamente en unos plazos que tendremos que determinar en función del tamaño y de las tipologías. Habrá que dar todas las facilidades. La ley daba también ese salto hacia una evaluación continua y un seguimiento de los centros, con unos estándares públicos y unas herramientas que lo permitan. Tenemos 700 residencias, 1.200 si sumamos las viviendas tuteladas y los centros de discapacidad, así que hay que ir conjugando la implantación del modelo.

Zamora contará con un hub que será un punto de encuentro de innovación y de pruebas de diferentes empresas de robótica, diseño, informática o telefonía que se unirán para desarrollar tecnologías de cuidados

–Zamora contará próximamente con una nueva residencia basada en este modelo. ¿Existe un riesgo de paralización del proyecto a causa del proceso electoral?

–Firmaremos el contrato para la redacción del proyecto en los próximos días. Está financiado con fondos europeos, está definido, está en ejecución, se ha puesto en marcha y no tiene problema para seguir adelante.

–¿Cómo va a funcionar el centro y qué tiempos contemplan?

–El plazo de la redacción del proyecto es de tres meses. A partir de ahí comienza la licitación de la obra. Espero que los trabajos empiecen en 2022 y el plazo de ejecución lo tienen que definir los arquitectos. Si tomamos el ejemplo de la de Salamanca, suele ser entre 24 y 36 meses lo que se tarda. La residencia va a estar totalmente adaptada al nuevo modelo, va a ser un centro moderno, en el que el protagonista será el residente, estructurada en diferentes módulos conectados entre sí, con espacios muy abiertos, luminosos, y con unidades de convivencia como las que estamos poniendo en marcha.

–Parece que todo tiende a eso, a lograr que las personas puedan vivir más tiempo en su hogar o en centros adaptados a su realidad. Hace poco más de un mes, en la clausura del congreso “silver economy” de Zamora, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, anunció que la provincia iba a ser el referente de la comunidad en la implantación de las nuevas tecnologías para mayores. ¿Cómo quieren plasmar esa intención?

–Se trata de poner en marcha un hub, que no deja de ser un espacio de innovación, donde puedan conectarse diferentes empresas y tengan el suficiente espacio para poder desarrollar productos innovadores. Que se prueben aquí y que posteriormente se puedan construir, se puedan diseñar y se puedan distribuir. Un hub, en el fondo, es ese punto de encuentro de innovación, de pruebas de diferentes empresas. Hablo de firmas de robótica, de diseño, de informática o de telefonía que se unen y crean esas sinergias para poner en marcha nuevas tecnologías destinadas a los cuidados y a la vida independiente. Eso se va a instalar en Zamora. Y no es solo la instalación, sino la parte técnica que hay detrás. Eso se empezará a desarrollar con el clúster SIVI, el único que hay en España dedicado a los cuidados para la vida independiente de las personas. A partir de ahí, el hub conlleva unos encuentros y unas acciones mensuales. Queremos ser ambiciosos, que intervengan expertos a nivel mundial sobre la materia. Eso culminaría con una gran feria en materia de innovación a finales de año. Ese hub lleva asociado también un laboratorio de investigación para todos estos productos que pudieran surgir.

–¿Va en la línea de los proyectos piloto que se están empezando a implementar en algunos pueblos de Zamora con herramientas para facilitar la vida de las personas en sus casas?

–Es diferente. Lo que pusimos en marcha en la zona de Aliste y Sayago es el nuevo modelo de atención en red. Es decir, que las personas que quieran vivir en sus casas puedan tener esos apoyos profesionales y técnicos; que las personas que no tengan esas viviendas puedan contar con ellas; y, de ahí, el tercer paso sería, cuando ya no puedan residir en esos lugares, dar el salto a las residencias. Los centros tienen que adaptarse y ser ese espacio multiservicios que necesita el proyecto. Este programa crea empleo. Por cada 150 usuarios atendidos son alrededor de 90 trabajos directos los que se generan, unos puestos que no se deslocalizan, sino que se quedan en el medio rural.

–¿Para la feria tenían alguna fecha concreta?

–No. La idea del presidente es hacerla en Zamora, pero no hay nada más planificado al respecto.

–Más allá de estas cuestiones, en la entrevista que concedió a esta medio hace ahora un año, decía que la crisis sanitaria iba a acabar derivando en una crisis social. ¿Ya se está percibiendo esa realidad desde la Consejería de Familia?

–Sí, lo percibimos desde la consejería y lo perciben todas las familias. El incremento de precios que ha habido este año, especialmente en el caso de la luz, y la situación en la que ha pillado esto a algunas familias han hecho que se haya incrementado el número de ayudas de emergencia que hemos tenido que dar en colaboración con las administraciones locales; esa primera ayuda para que la gente pueda salir adelante y pueda subsistir.

–¿Cómo ha funcionado el bono energético y a cuántas familias ha llegado?

–Ante la subida del precio de la luz, el planteamiento fue dar una ayuda directa de 130 euros, que era el incremento medio que calculábamos. Las beneficiarias fueron las familias vulnerables extremas, a las que ya teníamos localizadas a través de listados por otras percepciones. Estamos hablando de alrededor de 45.000 personas en Castilla y León; en Zamora, 4.800 o 4.900. Eso se pagó directamente. A mí me gusta llamarlo bono de urgencia social para paliar una situación puntual en un momento dado. A partir de ahí, se han incrementado las ayudas de emergencia para que las familias que lo necesiten las puedan solicitar.

El proyecto del centro residencial para la ciudad ya está en marcha y saldrá adelante

–¿Teme que esto siga yendo en aumento?

–Sí, hemos notado ese incremento precisamente porque las familias, a raíz de la pandemia, ya no tienen ese colchón.

–Otra de las apuestas de la consejería tiene que ver con la necesidad de paliar los problemas relacionados con la soledad no deseada. ¿Qué han detectado para poner en marcha un plan específico y en qué consiste su iniciativa?

–La soledad no deseada, el aislamiento social, es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos. Castilla y León tiene 145.000 personas mayores de 65 años que viven solas. En Zamora estamos hablando de alrededor de 13.000. Eso no quiere decir que todas ellas tengan una situación de soledad no deseada, pero sí muchas, y tenemos que ser capaces de llegar a ellas para que recurran al sistema de servicios sociales. Por tanto, el primer paso es la detección de esos casos de soledad. A partir de ahí hay que poner en marcha distintos mecanismos. Una persona mayor, simplemente por el hecho de estar sola, podrá tener derecho a prestaciones dentro del sistema y preferencia para la teleasistencia avanzada, que no son solo los aparatos, sino el operador que está al otro lado y que hace un seguimiento proactivo de la persona. Es un amplio conjunto de medidas para incidir en la detección y usar las herramientas para paliar la situación.

–Zamora es una de las provincias con mayor porcentaje de mayores. Su estructura social complica la prestación de los servicios sociales y eso se agravará a medida que pasen los años. ¿Cómo se puede paliar desde el punto de vista económico ese aumento de personas con necesidad de apoyo?

–Los servicios sociales de Castilla y León son referente a nivel nacional, y eso es por la estructura de los mismos. Es una red totalmente mallada que incluye a la administración regional y luego a las corporaciones locales de más de 20.000 habitantes y a las diputaciones, de manera que llegan prácticamente a todo el territorio para prestar esos servicios. Tenemos que seguir avanzando para proporcionar más recursos a los profesionales, para modernizar esos medios y para reforzar la cooperación. Año tras año se ha ido subiendo el presupuesto y se seguirá haciendo.

–¿Necesitan más dinero del Estado?

–Sí, necesitamos que se llegue a ese 50-50 en la financiación de la dependencia. Eso no significa que nosotros retiremos recursos, sino todo lo contrario. Nosotros seguiremos aumentando los medios que destinamos, pero pretendemos la cofinanciación.

–¿Se ve cuatro años más como consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades?

–Me veo trabajando todos los días para seguir sacando esto adelante, porque todavía tenemos muchas cuestiones pendientes.