El 1 de enero es un día de tradiciones. El concierto de Año Nuevo en Viena, los saltos de esquí y las fotos de los primeros bebés del año en las páginas de los periódicos aparecen como imagen recurrente asociada a la primera hoja del calendario. Sin embargo, en este 2022, los medios de Zamora se han visto obligados a aplazar la habitual llamada a los emocionados padres y a posponer la publicación de los datos sobre el peso, la altura y la localidad de procedencia del niño o niña en cuestión. ¿El motivo? No hubo nacimientos y a primera hora de este domingo no hay nadie en el paritorio.

Al menos hasta las nueve de la noche de este sábado, la zona de maternidad del Complejo Asistencial había vivido un día de absoluta calma. Ni había bebé ni se le esperaba, aunque alguna de las trabajadoras matizaba que siempre podía haber situaciones sobrevenidas. Lo llamativo de la cuestión es que tampoco se había producido nacimiento alguno el 31 de diciembre, por lo que las horas anteriores y posteriores al final de año se convirtieron en zona libre de niños, como muchos pueblos de la provincia en los últimos años.

El último niño de 2021 fue un varón, y nació a las 6 y 20 de la mañana del día 30 de diciembre. Pesó nada menos que 4,260 kgs y midió 54 cms.

No en vano, esta ausencia de nacimientos en Año Nuevo es consecuencia directa del descenso de la natalidad en la provincia. Durante el año 2020, vinieron al mundo 792 bebés en Zamora, poco más de dos al día; en los diez primeros meses de este 2021, según la estimación del Instituto Nacional de Estadística, se habían producido 633 alumbramientos, un dato que deja patente que la tendencia sigue siendo francamente negativa.

La situación resulta especialmente dramática para el medio rural zamorano, que en 2020 cerró el curso con seis muertes por cada nacimiento registrado. El COVID contribuyó a empeorar unas cifras que dificultan sensiblemente cualquier amago de reacción demográfica. Ese cambio de rumbo resulta casi inviable cuando en 120 de los 248 municipios de la provincia no hubo ni un solo bebé durante el año pasado, según la estadística oficial del INE.

Este panorama ha ido ensombreciéndose durante el paso de los años. En 2015, Zamora bajó por primera vez del umbral de los mil nacimientos al año, pero la situación, lejos de corregirse, ha seguido empeorando para una provincia que, en los 70 y en los 80, se movió por encima de los 2.000 o incluso de los 2.500 alumbramientos por ejercicio. Cifras de ciencia ficción en el contexto actual.

Todo ese proceso ha derivado en la publicación de la siguiente frase: al cierre de esta edición, el primer bebé del año 2022 en Zamora estaba por nacer. Este periódico seguirá a la espera.