El escultor Javier Rodanés regresa a la ciudad con una nueva exposición en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida donde exhibe más de 40 creaciones donde combina múltiples temáticas y materias.

–¿Qué se puede ver en la muestra que tiene estos días en la ciudad?

–Regreso tras tres años a Zamora. Presento el mundo griego con una evolución porque los yelmos de hierro los concibo como cabezas completas, pues contienen también el cráneo, no me limito a la simple protección. Los modelo en escayola y luego ya ataco con el hierro. A mayores incluyo temáticas nuevas.

– ¿Cuáles son?

–En esta exposición hay muchas novedades. Hay más piezas de las que he denominado gheisas en un formato más impreciso y más colorido pues al usar hierro se oxida, de ahí que recurra a la pintura, aunque no sea pintor. Quizá hay cierta torpeza con el color porque no es mi medio natural, aunque quizá al ir con tanto respeto y cuidado pueda gustar. También hago bailarinas. La serie de bailarinas se debe a que mi hija ha residido en París y yo cacharreaba por la ciudad cuando la iba a visitar, veía mucho art déco y decidí hacerle una bailarina. No obstante, las mías tienen unos brazos más fuertes (risas). Ahora estoy trabajando formas vegetales y los ikebanas japoneses, que hago primero en cartón antes de llevarlo al hierro porque lo cortan con láser y posteriormente lo laco.

–¿Le gusta jugar con la obra?

–Sí, tu actúas en el taller por placer y si luego acaba materializándose en una pieza, mejor que mejor.

–En la sala presenta varias piezas de gran tamaño y otras muy pequeñas ¿Con qué se encuentra más cómodo?

–Las piezas del ajedrez hechas en acero corten no las puedo efectuar yo solo, mientras que los temas vegetales son más manejables para mí. No podría elegir unas u otras, quieres que tu creación llegue. Es muy curioso porque haces algo, que para ti tiene un sentido estético mayor y sin embargo puede producir rechazo en un espectador o puede tener una excelente acogida en otra persona. Con los años he aprendido que cada obra tiene su público.

–Junto con el bronce y el hierro también utiliza la madera ¿por qué esta diversidad de materias?

–Combino tres materias distintas porque logras resultados muy interesantes. Te obligas a manejar técnicas muy distintas porque no es lo mismo estar con el hierro soldando barilla corrugada en una obra, que manejar la madera que resulta mucho más delicada. El combinar distintos materiales también conlleva un esfuerzo, pero también a la par me siento más seguro. Me siento más en el desierto con la pintura y creo que la seguiré trabajando porque estoy comprobando que existe una amplia posibilidad creativa con el color.

–Actualmente existe problemas en el abastecimiento de muchos materiales. ¿Está teniendo dificultades a la hora de acceder a las materias primas que emplea?

–Sí y como hay escasez los precios se han disparado los precios. Yo a la hora de fundir no he tenido problemas, pero el hierro y el bronce están subiendo su precio constantemente. A lo largo de mi larga trayectoria ya lo he vivido. Recuerdo que hace unos 20 años los chinos compraban toda la chatarra, pero subidas tan fuertes del bronce, no he conocido. En escultura, en cuanto te pones con una obra que tenga algo de presencia, precisas muchos kilos de materiales. En la sala hay piezas que andan por los 50 ó 60 kilos y otras que superan los cien kilos de hierro.

–En algunas de sus esculturas ha apostado por integrar la peana en la propia creación, ¿qué le mueve a hacerlo?

–Lo hago en algunas porque logras un resultado más completo y en otras no. En algunas piezas pequeñitas no lo he hecho porque hay personas que quieren tener una proximidad con la obra.

–¿Qué es para usted la escultura?

–Desde niño me ha atraído el mundo del arte y tuvo contacto con herreros. Quizá se me hubieran educado más en la pintura hubiera tendido más hacia esta vertiente. Siempre me ha atraído hacer algo con mis manos, lo que, a veces se ha convertido en una obsesión. La escultura para mí ha sido más fácil por mi destreza para trabajar con las formas y aplicar directamente las manos a la materia.

–¿Qué caminos tiene ahora abiertos?

–Estoy trabajando el tema floral y los ikebanas de los que en mi taller se han quedado muchos ejemplos. En la muestra se ven 47 obras, pero he dejado fuera mucha obra porque soy un escultor que trabaja mucho. Tras Zamora quizá exponga en Madrid, no lo tengo muy claro, porque ahora no expongo mucho.

–¿Por qué?

–Porque me he acomodado a las fechas de Ángel Almeida donde participo en colectivas y en muestras individuales. Además, en Madrid estoy permanentemente expuesto en los jardines de Bourguignon donde exhibo distintas esculturas grandes.