“Cualquier forma de acoso o violencia física o psíquica contra mujeres”. Esta es una de las 355 definiciones de maltrato que escolares zamoranos de entre 7 y 16 años han plasmado en el libro “Mis ilusiones rotas”, editado por la Fundación Leticia Rosino, víctima de un menor de 16 años que la asesinó brutalmente en mayo de 2018, en Castrogonzalo.

El volumen, conformado por redacciones e ilustraciones de los estudiantes, nace del trabajo desarrollado durante un mes en una veintena de colegios e institutos de la provincia y “representa una visión que hasta ahora no se tenía” sobre esta lacra social, explicó la madre de Leticia y presidenta de la Fundación, Inmaculada Andrés. Un punto de vista de quienes son “víctimas silenciosas” de esa violencia, agregó la representante de la organización sin ánimo de lucro para concretar que le sorprendieron “dos o tres testimonios de quienes han sufrido en sus carnes ese problema, que nunca lo habían contado” y del que hacen un relato, “creo que ha sido un válvula de escape”.

El libro, del que se han tirado 200 ejemplares y que puede adquirirse en las librerías ya, persigue “concienciar a todos de forma sencilla e inocente de hasta dónde llega el drama que muchos estamos padeciendo”, afirmó ayer la madre de Leticia.

Las casi 700 páginas llegarán al alumnado de colegios e institutos públicos, a las bibliotecas de toda la provincia, como una herramienta de trabajo para “concienciar desde la infancia sobre la tragedia que supone la violencia contra la mujer”, declaró ayer el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco Requejo, quien hizo suya sin dudarlo la propuesta que la Fundación le hacía llegar en 2019. Un libro que “pretendemos que permanezca en los colegios” para contribuir a educar en los “valores de igualdad, respeto, bondad y empatía”, señaló el máximo mandatario de la institución provincial.

Portada del libro "Mis ilusiones rotas. Jose Luis Fernández

A ella se sumó con idéntica implicación la Dirección Provincial de Educación, cuyo responsable, Fernando Prada, calificó de “muy buena” una iniciativa que buscaba recoger la visión de los niños y las niñas zamoranas sobre estas graves conductas machistas, “con abrir el libro y echarlo un vistazo, se puede observar que son conscientes” de la trascendencia social de esas violencias que dañan a las mujeres hasta terminar en la muerte de la víctima, en muchos casos, como fue el de la joven Leticia. Y para reivindicar un cambio de legislación, “no debemos olvidar que es necesaria”, el director de Educación echaba mano de otra de la reflexiones que un niño ha dejado en el libro: “Los culpables deben ser castigados”.

Inmaculada Andrés se remontaba a la celebración hace dos años de la concentración contra la violencia de género en Zamora, al 25N de 2019, momento en el que la Fundación en memoria de su hija se propuso “implicar a los niños y niñas de los colegios de Zamora en la repulsa contra la violencia que se está produciendo contra las mujeres”.

Entonces fue con el lanzamiento de miles de globos en recuerdo de las víctimas de la violencia machista. Y de aquella iniciativa nació la inquietud por conocer la opinión de los más pequeños “sobre esta lacra que estamos padeciendo, de recoger la visión de niños y niñas”, explicó ayer la presidenta de la Fundación.

Fue así como se aproximaron a colegios e institutos para proponer a sus directores que el alumnado trabajara durante un mes entorno a este problema social, “visibilizar lo que los más pequeños piensan” al respecto.

Ese fue el embrión de “Mis sueños rotos”, que “pretendemos que esté en todas las bibliotecas y colegios de la capital y de los pueblos, como un trabajo destacado, que servirá para profundizar en los colegios e institutos de la provincia en esta lacra social a erradicar.

La madre de Leticia Rosino no ahorró agradecimientos a todos los niños y niñas que han participado para que este trabajo pudiera ver la luz y trascender lo que podría ser una publicación más sobre violencia de género, por centrarse en esa visión desconocida de los más pequeños y los adolescentes. Por supuesto, extendió ese agradecimiento a los directores de colegios e institutos, a Requejo y a Fernando Prada “por su colaboración”.