Ocho víctimas de la prostitución que ejercían en Zamora han podido rehacer su vida logrando la inserción sociolaboral a través de trabajos en la ayuda domiciliaria o la hostelería. Son datos que ofrece la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp), que ayer formó parte de la Mesa de Trabajo sobre la Trata de Seres Humanos, que se celebró en la Subdelegación del Gobierno de Zamora.

La presidenta de esta ONG, Blanca Rubio, señaló que la pandemia también ha afectado de lleno a estas mujeres, y no solo en el aspecto sanitario. “El COVID las ha hecho más invisibles y vulnerables”, aseguró, poniendo como ejemplo que muchas de ellas fueron expulsadas de los clubes de alterne y obligadas a ejercer en la calle. Otra de las consecuencias del coronavirus ha sido un aumento del número de prostitutas de nacionalidad española con respecto a otros años, muchas de ellas obligadas por la grave situación económica por la que atraviesan.

Desde la asociación se les tiende una mano para salir de allí y lograr su reinserción en la sociedad. “Nosotras conectamos mucho más con estas mujeres que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado”, comparó. A través de lo que denominan “unidad de rescate”, entran en los pisos privados donde se ejerce la prostitución, “lugares a los que no pueden acceder los agentes de policía”, compara Rubio. En Zamora han encontrado 56 pisos de estas características, repartidos entre la capital y Benavente.

Con estas mujeres también realizan programas de salud, ofreciéndoles pruebas de VIH, hepatitis C o cáncer de cuello de útero.

La Mesa de Trabajo sobre la Trata de Seres Humanos tuvo ayer su reunión anual, que aglutina a cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, instituciones y ONG como Apramp, Cruz Roja, Cáritas o el Comité Antisida, que trabajan con estas víctimas de manera directa. Estas reuniones se celebran desde 2013, “con el objetivo de aunar sinergias y esfuerzos entre las distintas administraciones públicas y entidades sociales que trabajan en el ámbito de la trata de seres humanos para la erradicación de esta lacra”, se destacó desde la Subdelegación.

El subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, añadió que otro de los objetivos de esta Mesa es “hacer visible un problema que golpea los derechos fundamentales de la víctima y convierte al ser humano en mercancía”, lamentó. “Se trata de uno de los negocios más lucrativos, junto con el del tráfico de drogas y el de armas”, añadió Blanco.

En cuanto a los datos registrados en Zamora, el subdelegado detalló que en los dos últimos años la Guardia Civil y la Policía Nacional realizaron 22 inspecciones en clubes de alterne, donde se pudo localizar a 32 víctimas. “La pandemia ha modificado este negocio y se ha pasado de los clubs a pisos particulares. En Zamora, las zonas de mayor riesgo son la capital, Benavente y Alcañices”, enumeró.

En cuanto a la nacionalidad de las víctimas, la mayoría de ellas procedía de Paraguay, seguidas de Colombia y Brasil. Las edades de las mujeres rondan entre los 18 y 41 en el caso de las actuaciones de la Policía Nacional, y entre los 26 y los 65 años si se centran en las pesquisas de los agentes de la Guardia Civil.

Por último, el subdelegado animó a todos los ciudadanos a denunciar cualquier caso de trata de personas. “La colaboración ciudadana es fundamental, todos tenemos que concienciarnos de ello”, subrayó, señalando que existen diferentes formas de pedir ayuda, desde llamando al 900.10.50.90, al teléfono de Emergencias 112, al 062 de la Guardia Civil o al 091 de la Policía Nacional.