La inmunoterapia está consiguiendo notables resultados en determinados tipos de cáncer avanzado y tiene también mucho potencial en fases más precoces, pero no se puede decir que vaya a ser el remedio definitivo contra la enfermedad. Lo dice María Victoria Mateos Manteca (Zamora, 1969) elegida presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, cargo de ejercerá de forma efectiva tras el congreso de 2022 en Barcelona. Mariví Mateos coordina la Unidad de Mieloma del hospital de Salamanca y es una auténtica autoridad mundial en este campo de conocimiento.

—¿Cómo ha sido su nombramiento como nueva presidenta de la Sociedad Española de Hematología?

—Se trata de buscar un relevo que cumpla con la visión, la misión y los objetivos de la Sociedad. El actual presidente de la Sociedad Española de Hematología, Ramón García Sanz , me propuso la posibilidad de presentarme como presidenta, me “engañó” para que optara al puesto. Entonces obviamente tienes que presentar tu candidatura que esté avalada por miembros de la Sociedad y en la reunión anual que tuvo lugar el 13, 14 y 15 de octubre, presencial, en Pamplona tuvo lugar la votación. En mi caso la votación no era “muy reñida” porque me presentaba yo sola, en ese sentido no ha sido difícil conseguir la presidencia. Este primer año soy presidenta electa, es decir, convivo con el actual presidente, para aprender, conocer como funciona la Sociedad y después seguiría los tres años restantes como presidenta.

—¿Qué papel cumple la Sociedad Española de Hematología?

—Es el órgano que representa a los 2.800 hematólogos que somos en España. Se trata de representarlos e intentar ayudarles para promover lo que hacemos en la práctica diaria en los hospitales, es decir, ayudar a los pacientes, ofrecerles lo mejor y tratarles de la mejor manera posible. Además como sociedad científica y velando por todos los hematólogos de España tenemos que contribuir a la educación en Hematología. Y por supuesto la sociedad hace un esfuerzo muy grande también en investigación. Promovemos, en definitiva, los tres pilares básicos de nuestros principios, asistencia, docencia e investigación. Esos son los retos, mejorar e intentar que toda la innovación en Hematología llegue a España lo antes posible.

—La Hematología es una especialidad con muchos avances.

—Por eso el compromiso es más importante si cabe, porque la innovación es continua. Trabajamos con pacientes con enfermedades hematológicas muchas veces benignas, pero en otras ocasiones son enfermedades malignas donde la innovación es constante y por lo tanto tenemos que establecer además también desde la sociedad colaboraciones y vínculos de relación con la sociedad Europea, Americana y otras sociedades para intentar traer la innovación. En ese sentido yo he estado durante ocho años formando parte del comité ejecutivo de la Sociedad Europea de Hematología, eso me hace tener una visión un poco más global y muchos contactos para poder ofrecer a la Sociedad Española de Hematología.

Recibí una oferta para dirigir la unidad de mieloma de un hospital importante de Nueva York. Lo estuve pensando, pero es difícil trasladar toda tu vida

—¿Qué momento atraviesa la profesión?

—Yo diría que la especialidad tiene una buena salud, aunque es cierto que tenemos que trabajar, desde mi punto de vista, para dar a conocer lo que hace un hematólogo, cuáles son los grandes beneficios de ser hematólogo. Esa es una función que nosotros hacemos en la facultad con los estudiantes, pero necesitamos todavía impactar más en la sociedad, en el conjunto de ciudadanos. La gente piensa que lo que hacemos son análisis de sangre y ya cuando les dices que tratamos leucemias o linfomas pues parece que entran un poco más. Esa labor la tenemos que potenciar mucho tanto en la sociedad general como en las facultades de Medicina, para atraer a los médicos a que hagan Hematología. Los médicos que salen optan más por especialidades quirúrgicas o que tienen un beneficio económico más importante y tenemos que conseguir que los números 1 del MIR puedan elegir una especialidad que es muy completa porque tiene laboratorio, pacientes, docencia y un campo muy grande para la investigación, aspecto que interesa a mucha gente.

—¿Faltan hematólogos, como sucede en otras especialidades?

—En algunos hospitales faltan hematólogos. La medicina en general y las especialidades cada vez están más superespecializadas, es decir, cada especialista se dedica a una cosa en concreto, fundamentalmente en los hospitales grandes. Y acabarán saliendo las superespecialidades. Si cada vez hay hematólogos que se dedican casi exclusivamente a una cosa se da un contexto en el que se van a necesitar cada vez más especialistas y por tanto hay que hacer previsiones de futuro para ampliar la cartera de potenciales hematólogos y que no llegue un momento, como está ocurriendo en algunos hospitales más pequeños, en los que no hay y tienen necesidad urgente de contratarlos.

—Usted está considerada una investigadora a nivel mundial, pero no deja de ver pacientes.

—Por supuesto que no, dos días a la semana tengo consulta fija de pacientes con mieloma y el resto de los días siempre cae algún paciente para ver. Uno tiene que combinar todo, ver pacientes, estar con estudiantes y hacer investigación, en mi caso fundamentalmente clínica, a través de ensayos clínicos. Por tanto integro mucho la investigación con mis pacientes, que vienen de muchos centros a recibir tratamientos nuevos. Esta especialidad te permite eso.

—Muchos pacientes de Zamora tiene como referencia el hospital de Salamanca.

—Afortunadamente recibimos pacientes de Zamora, de la comunidad de Castilla y León y de fuera. Ahora mismo hay mucha terapia innovadora, con inmunoterapia. El Ministerio de Sanidad seleccionó únicamente ocho centros en España, uno de ellos es el hospital de Salamanca y en concreto tenemos muchos ensayos clínicos con estas inmunoterapias. Ahora mismo mi consulta está llena de pacientes que vienen de todos los sitios, de Canarias, Andalucía, Galicia, de Madrid, de Castilla y León que son jóvenes, han agotado las opciones de tratamiento en sus centros y los refieren para ser incluidos en ensayos clínicos con terapia nueva. Me siento estupendamente porque de verdad los nuevos tratamientos funcionan de una manera espectacular y es una gozada ver a los pacientes en la consulta y que les va bien. Ahora lo que necesitamos es que nos dure mucho la respuesta que están alcanzando.

—¿Básicamente se trata de “entrenar” a las propias defensas del organismo, el sistema inmune para que combata la enfermedad?

—Exactamente. Es sacar el sistema inmune del paciente, modificarlo para volvérselo a introducir y educar al sistema inmune para que ataque a las células tumorales. Y realmente los resultados que se están dando son muy buenos y esperanzadores.

—¿En qué tipos de cáncer se están utilizando estas terapias? ¿En mieloma?

—En mieloma de está aplicando, pero todavía de forma experimental. La Agencia Europea del Medicamento ya ha aprobado una terapia CAR-T para mieloma, pero todavía no está disponible en España. Pero sí está aprobada esta terapia para el linfoma no Hodgking y para la leucemia aguda linfoblástica, con lo cual hay ya muchos pacientes en España que se están beneficiando de estas nuevas opciones de tratamiento.

—La inmunoterapia puede llegar a convertirse en el remedio definitivo para curar el cáncer?

—No. No me atrevo a hablar de remedio definitivo para el cáncer, porque el cáncer en general es una enfermedad compleja. Si la causa fuera únicamente la falta de vigilancia por parte del sistema inmune, por supuesto, la inmunoterapia lo solucionaría. Lo que pasa es que el cáncer es mucho más complejo. En cualquier tipo de cáncer tenemos que ver la célula tumoral en sí, alteraciones genéticas, interacción con el micro medio ambiente donde vive, junto con el sistema inmune. La inmunoterapia es algo totalmente innovador, disruptivo y va a ayudar a controlar muchos tumores, lo que pasa es que ahora estamos como si dijéramos en las fases iniciales. Lo estamos utilizando en fases un poco avanzadas de la enfermedad. El siguiente paso es mover esta terapia en el cáncer hacia líneas mucho más precoces y los linfocitos T-CAR en Hematología se empiezan a probar y utilizar ya en pacientes de nuevo diagnóstico. En pacientes de no muy mal pronóstico puede contribuir a curar la enfermedad. Yo me he dedicado al tratamiento precoz del mieloma, antes de que se desarrolle y vamos a poner en marcha un ensayo clínico con esta terapia CAR-T con el fin a lo mejor de frenar completamente la enfermedad y evitar que nunca se desarrolle. Ojalá, sea esa la vía, pero todavía nos queda un largo camino por recorrer.

La pandemia ha retrasado diagnósticos, en ocasiones por la demora en las pruebas y en otros casos porque el propio paciente aguantaba en casa sin acudir al médico o el hospital

—¿Cómo han funcionado durante la pandemia del coronavirus?

—Por supuesto, cuando empezó la pandemia nosotros tuvimos que bajar nuestra actividad. Los ensayos clínicos se pararon todos y tuvimos que proteger al máximo a nuestros pacientes de que se infectaran porque son un grupo claramente muy vulnerable. De hecho la mortalidad en los pacientes con cáncer en general y con enfermedades hematológicas en particular aumentó. Siempre ha habido hematólogos a disposición de COVID, a veces hasta seis y siete. Yo personalmente, y me siento orgullosa de ello, lo que hice fue intentar traer ensayos clínicos para el coronavirus al hospital Clínico de Salamanca aprovechando mis contactos y la estructura que tenemos. Fuimos capaces que traerles ensayos clínicos que pudieron ser probados, experimentados, en los pacientes con coronavirus ingresados en Salamanca y colaboramos con ellos para analizar los datos de los pacientes que habíamos tenido aquí, cuáles eran los factores que podían predecir más severidad. De una manera más directa o más indirecta, estuvimos implicados con el COVID. Afortunadamente la situación es mucho mejor, pero seguimos dispuestos a colaborar en caso necesario.

—¿La pandemia ha podido retrasar diagnósticos de cáncer?

—Sí, ha retrasado diagnósticos. En la enfermedad más grave, la leucemia aguda, no se ha retrasado el diagnóstico porque el paciente se encuentra mal, viene a urgencias y se le diagnostica. Pero en otras enfermedades en las que el diagnóstico está basado en síntomas más latentes sí que se ha retrasado. Recuerdo un paciente joven que pasó prácticamente todo el mes de febrero, marzo y abril con dolor de espalda en su casa y no se atrevía a venir al hospital. Cuando vino tenía un mieloma mucho más extendido de lo que se hubiera detectado en condiciones normales. Globalmente sí ha habido un retraso en algunas enfermedades, motivado a veces por la falta de acceso a pruebas y otras veces porque el propio paciente se reservaba de venir al médico y a los hospitales esperando a ver si le pasaba lo que tenía.

—Figura como una de las investigadoras españolas y mundiales más reconocidas.¿ Ha estado tentada de irse a investigar fuera de España?

—Mi carrera profesional ha estado en Salamanca y estoy muy a gusto. Trabajamos en equipo, porque de lo contrario sería imposible conseguir cosas y estoy contenta. No quiere decir que no haya recibido ofertas para irme fuera o a otros hospitales de España. En septiembre del año pasado recibí una oferta para ir a dirigir la unidad de mieloma a un hospital importante en Nueva York y me hizo cuanto menos pensarlo. Lo que pasa es que es difícil trasladar toda tu vida y a tu familia. Pero bueno, de momento estoy contenta porque lo que estoy haciendo aquí contribuye a ayudar mucho a los pacientes, a traer innovación a Salamanca y España en general y de momento seguiré aquí.