La quinta ola del coronavirus, que comenzó oficialmente el 26 de junio, parece que se apaga definitivamente tras dejar tras de si, de momento, a 4.341 infectados y 25 víctimas mortales, 18 de ellas personas que vivían en las residencias de mayores.

Ha sido una quinta ola de la pandemia que surgió de repente, de forma explosiva, fruto de la mayor movilidad social, sobre todo juvenil, ávida de diversión después de muchos meses de severas restricciones. El virus se propagó entre viajes y fiestas de fin de curso, discotecas y ocio nocturno y enseguida disparó los casos que alcanzaron pronto su punto máximo, con 189 infectados en una sola jornada, en 2 de julio.

Mapa de contagios del 13 de julio. El virus se extendió por prácticamente toda la provincia. | L.O.Z.

Apenas 37 localidades quedaban ayer con algún contagio en los últimos 14 días . | L.O.Z.

Reacción tardía. El hecho de que buena parte de la población estuviera ya vacunada, especialmente los mayores, en principio más sensibles a sufrir las complicaciones propias de la enfermedad y que los casos se centraran casi en exclusiva entre la población joven hizo reaccionar tarde a las autoridades sanitarias, quizá porque estas esperaban ya un repunte al final de curso. Sin embargo, la propagación del virus fue algo más que un repunte y el virus se hizo fuerte, de tal forma que durante todo el verano ha dejado cientos y cientos de casos, con jornadas de muchos contagios como los 160 del 10 de julio, los 111 del 16 de julio o los 97 del 14 de agosto.

Señal de alarma. Como suele ser habitual en todas las oleadas, primero hay una señal de alarma, como ocurrió en Zamora el 1 de julio, cuando la velocidad de reproducción del virus subió a 6,02, lo que significaba que cada infectado contagiaba el virus a una media de seis personas. La enfermedad corrió como la pólvora y en cuestión de pocos días los casos se multiplicaron.

Se agravan los casos. Y después de multiplicarse los casos llegan los problemas al hospital: un porcentaje de los pacientes cursan con un proceso grave de enfermedad que les lleva a la planta del hospital. El 26 de julio se llegó al máximo de ocupación COVID en el Complejo Asistencial de Zamora, con 40 pacientes en planta. Fue un mes después cuando la UCI alcanzó su ocupación máxima de pacientes de coronavirus, 5 el 26 de agosto. Y fue ese mes cuando más muertes provocó el virus en esta quinta ola.

Evolución de la pandemia de coronavirus en la provincia de Zamora L.O.Z.

Alivio. Es ahora, bien entrado en mes de septiembre, cuando se vislumbra el fin de la quinta ola. La situación a 15 de septiembre es de dos positivos en una jornada, 14 brotes activos, con 115 casos vinculados y sin nuevas víctimas mortales.

La incidencia acumulada del coronavirus entre los mayores de 65 años está ya en niveles de nueva normalidad (menos de diez casos por cien mil habitantes), y se acerca a ese territorio también la incidencia entre la población general, que se sitúa en 21,69 casos (llegó al millar en esta ola). Los datos del Semáforo COVID con los niveles de riesgo experimentan una mejoría constante y ahora mismo están en 72 casos por cien mil habitantes entre la población general y los 73 entre los mayores de 65 años.

En el hospital hay once enfermos ingresados por coronavirus, ocho en planta y tres en la UCI. La velocidad de reproducción del virus está muy baja, en 0,58 que es la media de personas a las que trasmite en mal cada infectado.

Y el mapa municipal de contagios de coronavirus en Zamora refleja los buenos datos de los últimos días y se queda con 37 localidades con contagios. La incidencia baja en las principales poblaciones, y de hecho tanto la capital, como Benavente y Toro están por debajo de los cien casos por cien mil habitantes de incidencia en los últimos 14 días.

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