Aunque las garrapatas son más típicas de las zonas rurales, hace tan solo unas semanas la Avenida Príncipe de Asturias, en plena capital zamorana, amaneció con parques, bancos y aceras repletas de estos pequeños parásitos. La particularidad de estos ácaros es que están en cualquier parte y en cualquier época del año, aunque en cierto modo están condicionados por la temperatura del entorno. Juan Manuel Rodríguez, miembro de la junta directiva del Sindicato de Veterinarios de Zamora, asegura que las garrapatas son parásitos, ya que se aprovechan del animal en el que viven. Además, avisa de que son muy “peligrosas” ya que sus picaduras pueden causar importantes problemas de salud.

Una de las principales características de las garrapatas es que sus picaduras apenas se notan y que estas no causan dolor cuando se incrustan en la piel. Es por ello los dueños deben estar muy atentos de sus mascotas, e incluso de nosotros mismos, cuando volvemos del campo.

“Si observamos que nuestra mascota es portadora de estos parásitos”, explica Rodríguez, “lo recomendable es que acudamos al veterinario” para que revise al animal y compruebe que ninguna de las garrapatas le haya mordido, y en caso de que una de ellas esté incrustada en la piel debemos dejar la labor de retirada en manos de un experto. “Lo mismo ocurre si vemos que nosotros tenemos una”, continúa, “si no sabemos cómo hacerlo adecuadamente, lo mejor es acudir al médico para que lo haga”. Una vez retiradas debemos mantenernos alerta por si la picadura ha podido transmitir alguna enfermedad.

A modo preventivo es recomendable colocar collares a los animales que les protejan contra estas plagas; o pipetas y medicamentos, que suelen tener una eficacia de, aproximadamente, un mes. También, el hecho de tenerlos aseados evita en gran medida que puedan contagiarse y eliminar los ácaros que tengan, por lo que el veterinario aconseja darle un chapuzón al inicio y final del verano. “De nada vale tener un animal aseado, si su zona continúa infestada”, afirma el zamorano Rodríguez. Por ello también hay que recoger todos los juguetes, mantas o camas del animal para lavarlas y rociarlas con algún antiparásitos.

Gráfico para encontrar garrapatas en perros. Colegio Oficial de Veterinarios de Ceuta / Webconsultas

Respecto a la protección de los humanos frente a las garrapatas, es recomendable, que al ir de excursión o paseo por el campo, llevar siempre manga y pantalones largos, con la intención de cubrir la mayor parte de piel visible, evitar caminar por hierbas altas y arbustos y usar repelentes. También es aconsejable que al volver de la caminata, quitarse la ropa para lavarla, ya que las garrapatas pueden quedarse en ella.

Cuándo es más común la aparición de estos pequeños parásitos

La aparición de estos minúsculos ácaros se debe, en gran medida, a las buenas temperaturas que se dan durante la época estival. “Hay garrapatas durante todas las épocas del año”, explica Juan Manuel Rodríguez, vicepresidente del Sindicato de Veterinarios de Zamora, “lo que pasa es que en verano, debido al clima de la zona, en el que aumenta la temperatura, y el incremento del número de hospedadores salvajes y de ganado en los que vivir, hace que estas se multipliquen”, asevera Rodríguez.

Antiguamente, cuando los inviernos eran mucho más duros y apenas se escuchaban los términos “cambio climático” y “calentamiento global”, las fuertes heladas que se daban durante la estación tenían una función “depurativa” en la población de estos ácaros, lo que causaba una reducción considerable de la población. No obstante, ahora que el cambio climático es una realidad, las temperaturas están en aumento, por lo que “es más común ver garrapatas en verano, primavera e, incluso, en otoño y algunas en invierno”.

El veterinario aconseja “acudir inmediatamente al centro de salud si nos detectamos una” y, bajo ningún concepto, arrancarla nosotros mismos, ya que una parte de ella puede quedarse dentro de la picadura y provocar “enfermedades muy graves y perjudiciales para la salud”, como padecimientos relacionados con la sangre (anemias) o la enfermedad de lyme. Sin embargo, Rodríguez advierte de que “no hay porque alarmarse”, ya que el riesgo de contagio es bajo.