La receta electrónica ha dejado de funcionar en varias ocasiones durante las últimas semanas en la comunidad: la avalancha de cartillas de otras comunidades que llegan cada verano bloquean el sistema, que no está preparado para gestionar el volumen de datos de una población que se multiplica en vacaciones.

La interoperabilidad, sistema por el que funciona la receta electrónica, se ha “caído” de manera “puntual” en múltiples ocasiones en lo que va de verano, según señala Juan Prieto, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora, debido a una conexión insuficiente con el Ministerio de Salud.

El funcionamiento de la receta electrónica depende en la interoperabilidad con el nodo central del Ministerio, en el que todas las comunidades vuelcan e intercambian información.

“Castilla y León es la comunidad que más datos recibe y que más exporta”, debido a la gran llegada y salida de su población, en especial, durante el verano. El nodo, que está pensado para un funcionamiento “habitual”, se satura cuando hay picos de intercambio de datos, que ocurre cuando aumenta el número de cartillas que se pasan por las farmacias. Este incremento ralentiza poco a poco el sistema, que “entra en dificultades” y que puede llegar a fallar. El pico ha surgido a partir de la última semana de julio, cuando las caídas del sistema se dispararon.

Las zonas rurales son el foco del aumento de las cartillas sanitarias, cuando se llenan de vecinos que residen habitualmente fuera de la región. Con ello, la interoperabilidad aumenta hasta absorber todo el ancho de banda disponible, y bloquea los sistemas de las farmacias locales.

La solución para Prieto pasa por “dimensionar” el sistema del Ministerio para cubrir las necesidades de la comunidad durante el verano.

“Los farmacéuticos tienen las herramientas necesarias para hacer llegar los medicamentos a los usuarios”, tranquiliza Prieto sobre qué pasaría ante nuevas caídas de la receta electrónica, aunque avisa que en el caso de personas de otras comunidades “no sería posible” en la mayoría de los casos, pues los farmacéuticos desconocerían lo que toma la persona.

El último incidente sucedió el pasado lunes a medio día, cuando el mapa de situación del que disponen todas las farmacias se puso en rojo: pasa cada vez que el sistema se satura y la receta electrónica se bloquea, haciendo imposible pasar las cartillas. Los cortes puntuales que se suceden “muchos días” y suponen una auténtica molestia para los usuarios que como en las zonas rurales, tienen que desplazarse de nuevo a la farmacia.

En el último año, el sistema de interoperabilidad de las farmacias ha sufrido cambios: la inclusión de nuevos proyectos tecnológicos como los vales electrónicos de estupefacientes, Muface, la verificación de las recetas de papel privadas, la electrónica privada y el sistema antifalsificación europeo ha supuesto una nueva carga para el sistema. A pesar de las mejorías, desde el Colegio de Farmacéuticos piden una mejora de la conexión del nodo del Ministerio con Castilla y León que soporte los picos de cada verano.