Una EPA para coger con pinzas. Los datos que el Instituto Nacional de Estadística ofrece sobre el mercado laboral de Zamora ofrecen un confuso panorama en el que, a juicio de las estadísticas, hay menos paro actualmente que hace un año. Menos paro, pero no más gente trabajando. La población ocupada se ha desplomado en los últimos meses hasta alcanzar, siempre según el INE, las 63.900 personas. Muchas menos de las 67.000 de finales del año pasado. Una aparente disparidad estadística que solo puede explicarse teniendo en cuenta que estas personas no se considerarían ahora paradas y sí inactivas —lo que viene a indicar que no trabajan y que no están interesadas en hacerlo—. Solo así cuadran los números. Y es que, siempre según el INE, Zamora cuenta con 9.700 parados. Mil más que en diciembre —cuando había más ocupados— y mil menos que en marzo del año pasado. Ni entonces ni ahora se consideran desempleados los trabajadores en ERTE.

Los datos no han caído bien en el seno de los sindicatos, muy críticos con las políticas de empleo planteadas para atajar la crisis del coronavirus. El secretario general de CC OO en Castilla y León, Vicente Andrés, consideró los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre del año “desastrosos”, con un crecimiento del desempleo, cuando baja en España, junto a una pérdida de actividad. Andrés sentenció que las cifras revelan que la gente “se va” por el mercado de trabajo de Castilla y León, marcado por los bajos salarios. Asimismo, denunció que los jóvenes se tienen que marchar fuera a trabajar porque tienen una elevada formación, y en Castilla y León sólo hay empleos de un nivel tecnológico medio o bajo.

Andrés lamentó el “estancamiento” que sufre la economía de la región y recordó que si hace 25 años, la comunidad representaba el siete por ciento del PIB en España, hoy está por debajo del seis por ciento. En este sentido, incidió en que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, “debe leer bien estos datos, que son muy malos, y dar un giro a sus políticas”.

Al respecto, afirmó que aún está a tiempo de “cambiar radicalmente” su política económica y dejar de gestionar la “decadencia”, porque “hay margen de cambiar esta tendencia” porque Castilla y León “tiene oportunidades”.

En similares términos se maneja el representante de UGT, Faustino Temprano, que exigió un cambio de orientación de las políticas para cambiar esta tendencia y apeló a definir un nuevo modelo productivo, con un peso cada vez más importante de la industria, porque “no podemos depender del turismo y el sector servicios”, dijo.

Faustino Temprano denunció además la precariedad laboral “muy preocupante” que vive Castilla y León, donde la mayor parte de los contratos son temporales y a tiempo parcial, con salarios que no permiten vivir a estos trabajadores.

Al secretario de UGT también criticó que la tasa de cobertura de los parados de Castilla y León se sitúa por debajo de la media en España. En resumen, dijo, “menos población activa, más desempleo, mas precariedad más salarios bajos y menos coberturas para los parados”, para apuntar a la responsabilidad directa de la Consejería de Empleo e Industria de la Junta y apelar a un cambio en profundidad de las políticas públicas de empleo .