El nuevo parque infantil de La Lobata —inaugurado la semana pasada— pretende ser solo el comienzo de un movimiento en el que los niños comiencen a tomar la palabra a la hora de diseñar la ciudad que quieren. Detrás del proyecto “Soñando parques” está el arquitecto Alberto Alonso, fundador de Mini2ac junto a Ana Alfonso, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Zamora.

–¿Cómo surgió la idea de este proyecto con los niños como protagonistas de la urbanización?

–La idea de los procesos participativos surgió porque nos tenemos que dar cuenta tanto la administración como la sociedad en general de que no solo lo adultos tienen que estar implicados, sino también la infancia, porque también le afecta directamente en situaciones o proyectos, como fue este caso de un nuevo parque. Tienen que tener incidencia directa en el diseño para que el uso después sea óptimo. Por otra parte, al participar en el diseño de espacios públicos, ellos empiezan a tener conciencia de ciudad y consideran que ese parque es suyo, ya que han participado en esa fase. Eso repercute en que los actos de vandalismo y grafitis disminuyen considerablemente, porque al considerar que es una propiedad suya la van a proteger y cuidar mucho más.

–¿Dónde se puede ver la mano de los niños en los proyectos?

–Los adultos pensamos que ellos, por el simple hecho de ser niños, van a aportar ideas fantasiosas y no es cierto. En este proyecto han decidido desde las zonas de juego hasta el nombre. La mano infantil se ve en que más allá de pensar en sus juegos, piensan en los demás. Por eso hay una zona de petanca para los abuelos o bancos para que los padres descansen mientras ellos juegan. Tienen una sensibilidad especial en el diseño de espacios públicos y al final, al ser los principales usuarios, su opinión es fundamental y necesaria.

–¿Se implican los más pequeños en este tipo de proyectos?

–Los talleres que realizamos con los niños tienen un aspecto lúdico, pero también un carácter educativo. Es decir, a través del juego los niños participan en cualquier tipo de proyecto y se implican. En la fase de diseño de este parque han estado totalmente volcados en contar cómo lo querían ellos y los problemas que se encuentran en otros lugares.

–¿Y cuáles son los problemas que observan?

–Consideran que debe haber diferentes espacios según las edades de los niños y quieren más lugares para que se sienten los mayores. También están preocupados por el vandalismo y que la zona esté sucia o llena de grafitis. Saben perfectamente cuándo un elemento está estropeado. Así que la única manera de mejorar es escucharlos, entenderlos e intentar darles lo que ellos van a utilizar, que son esos espacios de juego.

–¿Tienen paciencia con los tiempos de la administración?

–En su mente tienden a la inmediatez y quieren que sea una realidad ya. Después de diseñar este parque, querían que fuera una realidad a la semana siguiente.

–Pero en este caso concreto, con la pandemia, la espera ha sido muy larga para todos, incluso para los mayores.

–Ha sido largo y menos participativo de lo que nos hubiera gustado en el aspecto último de la inauguración. Debería de haber sido una auténtica fiesta, rodeada de los niños protagonistas, para explicar esa participación infantil. Pero no ha podido ser por el virus y las condiciones de seguridad que nos están atando un poco.

Alberto Alonso, en uno de los talleres sobre arquitectura. Cedida

–¿Es un buen modelo de participación?

–Estos proyectos de participación ciudadana que se están comenzando a hacer en la ciudad, no son pioneros, porque están ya puestos en marcha en muchísimas ciudades, pero es algo que debemos incentivar, tanto en el diseño de parques como en caminos escolares o espacios públicos para la infancia. Tenemos la obligación de contar con los niños de nuestra ciudad.

–¿Están ya pensando en más proyectos de este tipo, con los niños como mentes activas?

–La intención de participación ciudadana infantil es una semillita que hemos plantamos con estos talleres a través de la Concejalía de Participación del Ayuntamiento de Zamora. Existe la convicción absoluta ahora de que todos esos espacios infantiles que se hagan nuevos deben de tener participación de los niños, de manera obligatoria. Y no solo en parques, sino también en entornos de los colegios o caminos escolares. La idea es dar participación infantil al diseño de la ciudad, para que los más pequeños aporten su granito de arena y nos cuenten cómo es la ciudad en la que viven y cómo es realmente la que quieren para ellos. No debemos olvidar que son ciudadanos del futuro, pero también del presente. Ellos viven y sufren la ciudad, así que es necesario que nos den su opinión y que nosotros les escuchemos y tratemos de entenderlos. Tienen mucho que decir para mejorar el entorno.

–¿Cómo sería una ciudad ideada y proyectada por estos pequeños ciudadanos?

–Cualquier ciudad diseñada por los niños al final sería una ciudad totalmente accesible, con espacios verdes, con mucho menos tráfico y con espacios de juego. A los adultos siempre les digo que una ciudad pensada por los niños sería como aquella que conocieron ellos en su infancia. No hace tanto tiempo nosotros jugábamos en la calle, íbamos al colegio andando con nuestros amigos y sin adultos, participábamos de los espacios públicos de la ciudad. Cada vez a los niños se les ha ido limitando esa autonomía en la ciudad. Así que sería una ciudad mucho mejor para todos, incluso para los adultos.