Un parque para gatos callejeros. En eso se ha convertido el recinto infantil que desencadenó la investigación abierta por el Ayuntamiento de Zamora contra el jefe de Parques y Jardines, Alberto Vega. Poco podía imaginar el funcionario que ese pequeño espacio, que apenas se ha podido usar para el recreo de niños, terminaría por conducirle ante una juez acusado de delitos de corrupción.

La casi improvisada y escondida instalación entre dos edificios de la plaza de Belén, en el barrio de Cabañales, que adjudicó en 2019 por unos 5.000 euros a la empresaria investigada en la misma causa judicial, se ha convertido en el urinario de los gatos callejeros que viven en Cabañales, dueños y señores de una superficie de arena que “huele que apesta, donde los niños no pueden entrar por la falta de higiene”. Los vecinos de la zona ya han mostrado su malestar por una dotación totalmente inutilizada para el uso que debería tener, en la que “hay personas que echan comida a los gatos, más de una docena, o sea, dejan de jugar los niños por culpa de los gatitos”.

Animales que han conquistado no solo el cuadrilátero infantil, sino el alféizar de viviendas más bajas, donde acostumbran a tomar el sol, sin que se puedan abrir las ventanas. “Me parece vergonzoso que tengamos que protestar por este motivo, que hagan parque para gatos si quieren ”, indican los afectados por esta dotación.