Media España debate si debe celebrarse o no la Semana Santa, pero Pepe lo tiene claro: “Nadie se ha muerto por no salir en la procesión. ¿Sabes de qué sí se muere gente? Pues eso”. Este zamorano habla desde una butaca en la residencia de mayores DomusVi de Villaralbo. Y es una voz autorizada. Calcula que estará entre los diez primeros hermanos del Santo Entierro y, muy cerca de esa cifra, en la cofradía del Vía Crucis. Durante décadas llevó sobre sus hombros cada Viernes Santo a la Virgen de los Clavos por las calles de la capital. Semanasantero de pro. Y, para él, no existe discusión. “Prefiero estar dos, tres y cinco años sin que salgan los pasos antes de que entre la enfermedad en mi ciudad”, señala. Amén.

La Junta de Castilla y León ha concluido la vacunación en los centros de mayores de la provincia. Han sido los primeros, junto con los sanitarios más expuestos, en ser inmunizados frente al coronavirus. Por eso, el departamento dirigido por Isabel Blanco ha decidido permitir una relajación de las medidas que regían hasta la fecha en materia de visitas y salidas. Si algo ha caracterizado a esta pandemia, no obstante, es que cada una de las residencias la ha gestionado como ha creído más oportuno en busca de la seguridad de sus residentes. Razón más que justificada para que, a día de hoy, resulte difícil encontrar geriátricos en Zamora que dejen a sus usuarios cruzar las puertas si no es estrictamente necesario.

Residentes de DomusVi en Villaralbo. Emilio Fraile

El centro donde Pepe ha pasado la pandemia es de los pocos que puede decir que no ha sufrido ningún brote en su interior. Su directora, Beatriz Gamarra, explica que la política siempre ha sido la de garantizar al máximo la seguridad de los residentes. Y, sin su colaboración, no hubiera sido posible. “Si hemos estado tan bien es porque durante mucho tiempo hemos estado separados, cumpliendo con todas las normas y sin acercarnos a nadie”, explica Esteban, otro de los usuarios. Por eso, pese a haber recibido la vacuna, son los propios mayores los que todavía ponen en cuarentena cualquier atisbo de recuperar la normalidad. “Hay que esperar uno, dos o tres meses si hace falta”, replica Pepe.

Estos dos zamoranos charlan en el vestíbulo de la residencia con Magdalena y Basi. Ellas tampoco tienen prisa. “Aquí estamos a todas horas con las videollamadas. No es lo mismo, pero es suficiente para tener contacto; no podemos meter aquí a tres familiares para cada uno de nosotros porque es un jaleo”, detalla Basi. Enseguida, encuentra la aprobación de Esteban. “Una persona es poco; dos, hacen lo que una; y si vienen tres, cargan”, sentencia. Y es que son los propios usuarios quienes ven precipitadas algunas de las medidas que los políticos proponen. “Estamos viendo cómo baja la enfermedad porque todo el mundo cumple unas normas; bueno, pues vamos a seguir un poco más”, apunta Madgalena.

Residentes de DomusVi en Villaralbo.

Desde que el pasado 22 de febrero la Junta de Castilla y León actualizara la Guía de Actuaciones en las Residencias y Centros de Personas Mayores, un halo de esperanza se instaló entre los familiares de quienes allí han pasado la pandemia. Sin embargo, la cautela sigue siendo norma en estos espacios y son directamente los usuarios quienes marcan las distancias. “Es evidente que, quienes estamos aquí, lo que más deseamos es poder salir a la calle para poder dar cuatro coces; pero, todavía no es el momento”, apunta Pepe. Esta residencia, no obstante, permite a sus usuarios abandonar las instalaciones para hacer gestiones oportunas en, por ejemplo, los bancos. “Salen, hacen lo que tienen que hacer y vuelven directamente, siempre cumpliendo con todas las medidas”, explica su directora. “Al llegar, se cambian de ropa, la echan a lavar, se dan una ducha y vuelven con el resto”, añade la responsable.

El interior de las residencias no es ajeno a lo que ocurre fuera a todos los niveles. Por eso, estas personas están preocupadas por lo que pueda venir, más allá del escenario sanitario. “Yo no viví la guerra, pero sí la posguerra. Y lo que más temo es cómo se va a quedar Zamora después de la pandemia; no me gustaría otra posguerra después de esto”, implora Esteban. “Y lo peor de todo es que, desde hace muchos años, están dejando a esta provincia caer paulatinamente… La gente va a necesitar mucha ayuda”, se lamenta Basi.

Mientras los gobiernos dan con la tecla de la muy esperada vacunación masiva, los primeros inmunizados guardan cautela y piden paciencia. “Está bien que nos hayan vacunado, es una tranquilidad, pero necesitamos que vacunen a todo el mundo para que todos estemos bien y podamos volver a lo de antes”. Palabra de Pepe.

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