Cáritas Diocesana ha atendido a más de 14.000 zamoranos durante el último año, una cifra muy superior a los algo más de 11.000 que pasaron por las dependencias de la ONG católica en el año 2019. Así lo ha detallado el delegado diocesano de Cáritas, Antonio Jesús Martín de Lera, durante la presentación del balance provisional del colectivo. De los 14.000 zamoranos necesitados que han sido atendidos por Cáritas, un tercio no había necesitado nunca antes los servicios de caridad que ofrece la agrupación, según las mismas fuentes. Los datos muestran el importante impacto económico y social de la crisis del coronavirus en la provincia de Zamora y anticipan un 2021 muy duro desde los dos prismas.

Las demandas de las personas que acuden a Cáritas no han variado en exceso con la llegada del COVID, aunque ahora sí se percibe más urgencia en las personas que esperan a las puertas de la ONG. Alimentación, facturas relacionadas con la vivienda y suministros básicos son, a grandes rasgos, las tres necesidades principales de los zamoranos que acuden a Cáritas. “Hemos llegado a ver a padres que nunca antes habían venido decirnos que no les quedaban ahorros y que, si no les dábamos algo, sus hijos no comerían hoy. Es muy duro”, asegura Martín de Lera.

De otro lado, el delegado director de Cáritas Diocesana de Zamora destacó que la organización católica “no cerró sus puestas ni un día, tan siquiera, y estuvo abierta en los momentos más difíciles” de la crisis sanitaria y social provocada por el coronavirus. “En ningún momento, Cáritas ha cerrado sus puertas a las necesidades de aquellas personas que quedaron desasistidas en los momentos más crudos de la pandemia quedaron desasistidas”, insistió. “Las puertas de Cáritas han estado abiertas y se ha atendido a las personas, respetando también que al voluntariado, sobre todo a las personas mayores, se les dijo que no podían participar y que su atención tenía que ser de otra manera por seguridad y por protocolo”, añadió.

Fernando Valera y Antonio Martín de Lera, ayer.

“Parecía que, después de la crisis que empezó en 2008 y en 2013, tímidamente, el año empezaba con algún repunte, pero las expectativas se truncaron a partir del 14 de marzo con lo que supuso la entrada en saco y a lo bestia de esta pandemia”, aseguró. En este contexto, Martín de Lera hizo hincapié en “la pérdida” de vidas humanas, la soledad, la situación de incertidumbre” y, después, además, “también una realidad económica de pobres, exclusión, aumento de la pobreza y pérdida de sentido de la vida para mucha gente”.

El responsable regional y provincial de Cáritas enumeró una serie de datos “no procedentes” de la organización católica, sino aparecido en los medios y estadísticas oficiales, que presentan “una realidad muy cruda y muy dura” y, en el caso de Zamora, “un varapalo económico sin precedentes”, con más de 8.000 trabajadores de la provincia que han pasado por un ERTE, entre otros indicadores.

Además, destacó la situación de la Casa de Acogida, que “ha tenido que vivir también para estas personas sin hogar lo que ha sido el confinamiento”, y las comunidades terapéuticas de Proyecto Hombre y el Centro Regional de Rehabilitación de Alcohólicos, así como el programa de prevención Fénix e Ícaro, en los que se atiende a más de 700 personas. “Han seguido también funcionando. No se han cerrado en ningún momento sus puertas. El programa Fénix, que atiende a adolescentes, niños, jóvenes, algunos con 12 o 13 años que ya tienen problemas de enganche a distintas adicciones, ha seguido funcionando e, incluso, intensificándose”, rubricó. 150 niños zamoranos han necesitado los servicios enfocados a la infancia con los que cuenta Cáritas Diocesana.