“Volveré”, aseguran que dijo desde la ventanilla del coche de la Guardia Civil que le acababa de detener. Minutos antes, había arrancado a puñetazos la jamba de la puerta del salón del piso de desintoxicación que compartía en Zamora con cuatro hombres más. Usó los cascotes como “armamento” contra el resto de usuarios de Reto y, ante la indiferencia de estos, armado con un trozo de la pared, se fue hacia uno de ellos pero terminó por cortar en el brazo al “pastor” de la casa cuando intentaba mediar.

El acusado, de iniciales A.N., ingresará en prisión si el Juzgado de lo Penal le condena a las penas de cárcel que exige la Fiscalía de Zamora: seis años en total por delitos de lesiones, amenazas y resistencia a la autoridad. Dos días antes de este incidente, había agredido a otro compañero, que le denunció, “al día siguiente tenía amenazados a todos los que vivían en ese centro” de Reto. Tampoco era la primera vez que el procesado mostraba su lado más impetuoso, ya que había arremetido verbalmente contra otros usuarios, amenazado con cortarles el cuello “si no le dejaban cenar a la hora que él quería”.

El director del centro explicó tal limitación por “las normas que hay que seguir para poder convivir” y a las que el imputado no se adaptó, según declaraciones en la vista oral celebrada en el Juzgado de lo Penal. Reto conocía el carácter violento del acusado, que padece un trastorno de la personalidad, según su abogado y que no se medicaba cuando llegó a Zamora. El responsable del piso de rehabilitación de Zamora contó que “venía de Salamanca donde tuvo problemas porque también agredía a sus compañeros”. En marzo, comentó a la organización que estaba dispuesto a cambiar y, “como en la casa de Zamora estábamos cuatro personas y era más tranquila, le cambiamos”. Tardó un mes en mostrar su ira y lanzarla contra los residentes en la casa zamorana. El procesado contactó con Reto estando aún en la cárcel de Topas y, cuando le permitieron salir a cumplir la condena fuera del recinto penitenciario, preguntó a la organización si podía entrar en el centro para desintoxicarse. Aunque tenía medicación prescrita por médicos de la prisión, los testigos dijeron que “no trajo nada” y “estaba como ido, parecía enfermo”.