Dos nuevas pinturas se suman al plan de muralismo de Zamora impulsado por el Ayuntamiento de la capital. En este caso, se trata de las obras en el mirador de San Cipriano y en el barrio de Olivares.

El mural ubicado junto a la Iglesia de San Cipriano ha sido realizado por Carlos Adeva y consiste en una recreación del ábside de la Iglesia románica de Santa Marta de Tera, característica por su sillería de pizarra, en el cual destacan sus tres ventanales simétricos con arcos de medio punto y su particular composición ajedrezada en la cubierta a dos aguas, con especial interés en el óculo de dicho ábside.

Nuevo mural en San Cipriano. Ayuntamiento de Zamora

Por otro lado, el mural ubicado en el barrio de Olivares ha sido realizado por Woka, obra que emana de los diferentes alfares que se asentaron en el emblemático arrabal zamorano. En el mural se pueden observar dos piezas representativas de la cerámica de Olivares: un plato o fuente de boda y una jarra, todo ello coronado con un azulejado con la denominación del barrio. La fuente era una pieza que se solía regalar a los contrayentes de las bodas. En ocasiones, se solía especificar las iniciales o los nombres de los novios, aunque la que aparece en el mural se ilustra con el nombre del alfarero que la realiza, Andrés Cerrón (hijo del alfarero Miguel Cerrón Prada, el cual proviene por vía materna de la saga más emblemática de los alfareros de Olivares, los Cabañas, cuya madre era Mónica Tomasa Romeo Cabañas). En la jarra del mural también se observa, aunque de forma parcial, el nombre del autor, que pudiera corresponder a Manuel Cabañas Matilla, coetáneo del anterior, y descendiente directo de Antonio Cabañas Prieto, el primero de la saga en asentarse en Olivares. Ambas piezas se encuentran depositadas en el Museo Etnográfico de Zamora. La información recopilada proviene de la exhaustiva investigación del historiador Eduardo Velasco Merino.

Nuevo mural en Olivares.