Decíamos en la entrega anterior que muchos topónimos urbanos presentes en las localidades de nuestra provincia se clasifican como leoneses, bien por sus rasgos lingüísticos o por su distribución geográfica. Hoy continuamos con la segunda parte de este artículo, dedicado a las comarcas de Aliste, Tábara y Alba.

CARBAJOSA: -Calle Pin edo. Vocablo leone s con el significado de “pen asco”. Conserva la /i/ del lati n *pinne tum (castellano: pen edo; gallego: penedo).

CEADEA: -Calle Llamica: Diminutivo de llama marcado con el sufijo –ico, el más frecuente en alistano. Llama (terreno pantanoso o pradera hu meda) muestra su carácter leonés en la palatalización de la /l/ inicial (castellano, portugués y gallego: lama).

FERRERAS DE ABAJO -Calle Traviella: En este topónimo tenemos el sustantivo trabe+sufijo diminutivo – iella. Según el DRAE, trabe=viga. La conservación de este sufijo sin reducirá –illa se considera un rasgo del leonés. -Calle Carbayo: Carbayo es la denominacio n más habitual para el roble en leonés. Se trata de una denominación genérica que incluye a todas las especies de robles (y no so lo a algunas como a veces se dice): Quercus faginea, Quercus robur, Quercus petraea y Quercus pyrenaica. Este último es el único presente en Ferreras de Abajo y seguro candidato a ser el origen del topónimo. Además de por su distribución exclusiva dentro del ámbito asturiano y leonés -aunque con formas equivalentes en gallego (carballo) y portugués (carvalho)- , carbayo es forma leonesa por tener /y/ en lugar de /j/ como resultado del grupo latino LY (comparar con la forma castellanizada - y frecuente en Zamora- carbajo). De todos modos, en algunas zonas de habla leonesa existen otras variantes como carballo (Sanabria y Miranda do Douro) y carbacho (Noroeste de León y partes del oeste de Asturias) -Calle Tesico: Teso más diminutivo en – ico. La distribución exclusiva de teso por tierras asturianas y del antiguo Reino de León nos indica que se trata de un leonesismo. De teso, con el sentido de “cerro de poca altura”, dice J. Corominas (1) que es “palabra típica de los dialectos leoneses”. Es un vocablo con gran vitalidad, especialmente en la provincia de Zamora.

FERRERAS DE ARRIBA -Calle Guindalica. Como ya hemos indicado en anteriores entregas, la guindal es el nombre leonés del guindo (Prunus cereasus). Recordamos que en esta lengua los frutales se forman con el sufijo –al y género femenino: la manzanal, la cerezal... Aquí aparece con el diminutivo ma s característico de las comarcas zamoranas: –ica.

FERRERUELA -Calle Ca ndana: Posiblemente relacionado con el latín candidus “blanco brillante” y el céltico canda “blanco”. El DRAE incluye cándano “palo seco”. En Toreno (León) se recoge cándana “monte o lugar lleno de matorrales secos” (2) y en las comarcas de Babia y Laciana cándanu “árbol seco” (3). Además, Oria de Rueda (4) da candas o cándanos para las laderas cubiertas de urces o brezos (Erica spp) quemados, cuyas ramas muertas, de un color blanquecino, les proporcionan una tonalidad llamativamente clara. -Calle Rascallobos: Aparentemente es un compuesto de la forma verbal rasca y el sustantivo llobos=lobos. Resulta difícil dilucidar cuál puede ser el sentido de la primera, en cualquier caso, en llobos observamos el rasgo leonés de la palatalización de la /l/ inicial.

FIGUERUELA DE ABAJO -Calle Yagonas: Estamos de nuevo ante la forma leonesa llagona, que presenta la palatalización de la /l/ inicial.

FIGUERUELA DE ARRIBA: -Calle Labayo: Aquí observamos la solución /y/ en lugar de /j/, fenómeno propio del leonés. Recordamos que en castellano existe la palabra lavajo. Ver en Alcorcillo: Calle Lavayos. FONFRÍA -Calle Sierro: Sierro es un vocablo leonés para designar una elevación de pequeñas dimensiones (5). El uso del ge nero masculino con valor diminutivo (el sierro como elevación más pequeña que la sierra) es muy típico del leonés y de las hablas zamoranas en particular. -Calle Chariz: Chariz es una fuente con pilón. Se trata de una palabra muy difundida en Aliste y en la Tierra del Pan y de cuya etimología ya hemos hablado en entregas anteriores. Ver en Carbajales: Calle El Chariz

GALLEGOS DEL CAMPO -Calle Pormarino: El significado de este topónimo no está nada claro. Una hipotesis es que fuera una deformació n de pomarino (diminutivo de pomar) , tal vez generada por influjo de la preposición por. Podría, por tanto, hacer referencia a una pequeña plantación de manzanos u otros frutales (pomares). En todo caso, el diminutivo en –ino atestigua su filiación leonesa. -Calle Carrechana: La raíz carr- deriva de carro (como en carretera, carril, etc.) y hace siempre referencia a un camino. En este caso, el camino que lleva a La Chana. En chana encontramos uno de los habituales resultados que el latín plana produce en leonés (junto a xana y llana). En general el sustantivo chana cubre en leonés el mismo campo semántico del castellano “llano”, como se observa en la doble denominación –leonesa y castellana- de cierto término de la ciudad de Zamora: Las Chanas y Los Llanos. En cambio, el leonés chano suele hacer referencia a terrenos de menor superficie que chana y que llano. -Calle Fornón: Aumentativo de forno=horno. Aquí se observa la conservación de la /f/ inicial, rasgo típico del leonés. Ver en Abejera: Plaza El Fornico. -Calle Conceyo: De latín concilium. El rasgo leonés es la /y/ en lugar de /j/ como resultado del grupo latino LY. (1) Coromines, Joan & Pascual, José A. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Obra completa. Editorial Gredos. Madrid, 1991-1997. (2). González González, Francisco. El habla de Toreno. Edición del Ayuntamiento de Toreno. Zaragoza, 1983. (3). Álvarez, Guzmán. El habla de Babia y Laciana. Revista de Filologí a Española Anejo XLIX. C.S.I.C. Madrid, 1949. (4). Oria de Rueda, Juan Andrés. Guía de árboles y arbustos de Castilla y León. Ediciones Cálamo. Palencia, 2002. (5). Llorente Maldonado, Antonio. Algunas denominaciones de las formas y de las orientaciones del terreno en Zamora, Salamanca y Avila. Scripta philologica : in honorem Juan M. Lope Blanch / coord. por Elisabeth Luna Traill, Vol. 2, 1991 (Lingüística española e iberoamericana), pags. 145-162.