“Resistió, como pudo, los envites del dolor hasta entregar su vida al Padre”. Hoy se cumple un año de la muerte de quien fue obispo de Zamora durante casi trece años, Gregorio Martínez, un hombre que estuvo presente en el recuerdo de quienes acudieron a la misa en su memoria celebrada ayer en la Catedral. También en las palabras del administrador diocesano, José Francisco Matías Sampedro, que fue el encargado de pronunciar la homilía, y que hizo énfasis en el carácter luchador y sufrido de una persona “de frágil salud”.

Matías Sampedro destacó la “constante lucha” de Gregorio Martínez “entre lo que pretendía en su misión pastoral como obispo, y la respuesta de sus propias fuerzas personales para llevar a cabo la tarea”. El administrador diocesano insistió en esa contradicción entre “su afán de entrega y las limitaciones que le marcaba la enfermedad”, unos problemas que el prelado “se resistía a aceptar”.

En todo caso, José Francisco Matías Sampedro quiso recordar a “la persona”, y destacar la labor que Gregorio Martínez llevó a cabo en Zamora. También reclamó para el prelado que “el Señor tenga en cuenta sus virtudes y perdone sus faltas”. “Nosotros guardamos su recuerdos, y esta Santa Iglesia Catedral su cuerpo, a la espera de la resurrección final”, añadió el administrador diocesano.

Matías Sampedro remarcó el deseo de que “el Señor que le acompañó por las cañadas oscuras del dolor, por las que tuvo que transitar, lo siente ahora a su mesa y lo conforte con su bondad y misericordia”.

Finalmente, el administrador diocesano reclamó que, “en este contexto de pandemia” que está pasando la sociedad, las personas mantengan “la lucha para que la vida sea digna”, y pidió que esa tarea se lleve a cabo desde una perspectiva cristiana: “La fuerza de Dios actúa como reactivo en nuestra actividad cotidiana”, abundó Matías Sampedro, que concluyó con un nuevo recuerdo para Gregorio Martínez.