El mirador del Teatro Ramos Carrión será el escenario esta noche (21.00 horas) del espectáculo de humor del monologuista Álvaro Seko, que arrancará más de una carcajada entre el público con sus historias cotidianas y el análisis de la sociedad actual.

–Llega a Zamora con un espectáculo de título contundente, “Nos venden mierda”. ¿Qué se va a encontrar el público?

–Es un espectáculo en clave de humor, que comienza criticando la música del momento, el reguetón, pero también cuento mis experiencias como carnicero o el hobby que tiene mi abuela de hacer punto y ganchillo. Además, hay críticas a la cómo en estos tiempos hay gente con la piel muy fina, que enseguida se ofende. En resumen, es un monólogo sobre el mundo que nos está tocando vivir.

–Esa gente de piel fina de la que habla, ¿es un obstáculo para usted a la hora de hacer humor?

–Por supuesto, sin querer, todos los humoristas nos estamos poniendo una especie de autofiltro. Tenemos que actuar así porque se vuelve algo complicado y algunos chistes que se nos ocurren luego los reflexionamos y decidimos que mejor que lo haga otro. A lo mejor con artistas más conocidos no ocurre tanto, pero la mayoría tenemos que andar con pies de plomo.

–¿Cuáles son esos temas que se han vuelto más controvertidos a la hora de hacer chistes?

–Sobre todo, los relacionados con la política, sin duda. Es en lo que menos te puedes meter y, si lo haces, tienes que meter a todos los partidos en el mismo saco, con lo que se convierte ya en un chiste muy general. También hay que tener cuidado con los temas religiosos e incluso con el humor negro, que personalmente me encanta, pero hay que hacerlo de forma muy sutil. Pero la política se lleva la palma, es lo que más ofende hoy en día.

–¿Ha sabido adaptarse a las circunstancias?

–Por supuesto, adaptarse a los tiempos que corren y hacer el humor que se puede es nuestra misión. Por ejemplo, en la Edad Media no podía reírse uno del rey y el bufón que iba a la corte ya sabía que no podía hacer un chiste sobre el monarca. Esperemos que no lleguen a cortarnos ahora la cabeza a nosotros, porque, de momento, aún es posible hacer chistes de la monarquía (risas).

–Echando la vista atrás, ¿fue una buena decisión dejar los cuchillos de la carnicería por el micrófono?

–Sin duda. Aquello era un trabajo bastante duro, de echar muchas horas. Además, esto es lo que había querido hacer siempre. Quizá entonces fue una decisión un poco de locura, pero parece que al final ha salido bien, que es lo importante.

–¿Participar en tantos concursos de monólogos y actuar en pequeños locales y bares en estos años le ha ayudado a perder el miedo escénico?

–Todavía se suele tener, siempre hay nervios al principio. Pero, una vez que empiezas, se te pasa. Creo que es importante, como en todos los trabajos, haber ido paso a paso. Tú no puedes llegar a una carnicería y empezar a deshuesar terneras, hay que comenzar con los pollos para aprender el oficio. Igual les pasa a los toreros, tienen que ir primero a las plazas de los pueblos para poder torear finalmente en Ventas. Aunque del tema de la tauromaquia tampoco se puede hablar mucho (risas). En definitiva, lo importante es empezar desde abajo y hacer todo un recorrido.

–¿Cómo ha adaptado sus espectáculos a esta nueva normalidad?

–Lo que observa es que la gente tiene muchas ganas de reírse, pero también es cierto que el ambiente se ve más tristón. En los sitios donde vas a actuar antes había un montón de gente apiñada y ahora solo caben, con las medidas, medio centenar. Pero la gente responde muy bien y se ríe después de todo lo que hemos pasado.

¿Es posible entonces seguir haciendo humor en estos tiempos?

–Es algo que recomiendo totalmente, hay que reírse ante todo. Es la mejor medicina.

–¿En qué momento está el humor en España?

–Lo veo como siempre, hay muchos cómicos que ahora están emergiendo y llevaban tiempo haciendo bolos. Cada uno tiene su época, pero todos vamos para arriba con diferente tipo de humor. Creo que la comedia en España siempre ha tenido buen momento, somos un país al que le gusta la broma, la risa y el buen rollo. Somos de sacar chiste de cualquier cosa, algo que considero muy positivo. El humor siempre ha estado ahí, aunque ahora estemos con la piel un poco más fina y con la ofensa continua. Hay que tener cuidado, pero creo que la gente es capaz de reírse de todo y los que se ofenden son al final solo una minoría.