El coordinador del centro de salud Virgen de la Concha de Zamora, Agustín Hernández, el más longevo en este cargo de la provincia, concluyó ayer su última jornada laboral, antes de su próxima jubilación, después de una de más de 35 años.

“Llevo toda la vida. Empecé el 25 de marzo de 1985 y salvo un paréntesis de dos años y medio en Salamanca, el resto del tiempo ha desarrollado toda mi actividad profesional en Zamora”, dice este médico natural de la vecina provincia charra.

Fue el primer coordinador del Diego de Losada, “el primer centro de salud que se creó en Castilla y León” y formó parte de la primera promoción de médicos de familia integrados en los equipos de Atención Primaria. Fue este un cambio de modelo “fundamental” en la modernización de la medicina primaria. “Se pasó de un modelo de dos horas y media de consulta en el ambulatorio y el médico se iba para su casa a tener ocho horas de atención”, explica. Aquel antiguo Diego de Losada se cerró para pasar al Virgen de la Concha, y posteriormente se volvió a abrir cuando se desdobló Doctor Fleming. Hoy el Diego de Losada está en Santa Elena y Doctor Fleming en Puerta Nueva.

A lo largo de todos estos años han sido muchos los cambios experimentados en la forma de trabajar. “Empezamos a trabajar la historia clínica de papel, luego la agrupamos por historias clínicas familiares, que después se informatizaron”. Recuerda aún Agustín Hernández el primer programa informático de la sanidad de Castilla y León, conocido como OMI-AP, desplazado más adelante por el actual Medora”. El coordinador del Virgen de la Concha siempre ha sido un profesional inquieto, y de hecho este centro fue uno de los seis de Castilla y León que funcionaron con el sistema de autogestión, lo que les permitió adquirir equipos de ecografía y retinografía para atender a los pacientes.

“Estoy muy satisfecho del tiempo que he pasado trabajando aquí, y si tuviera que volver a repetirlo lo haría encantado. Los zamoranos me han tratado con un afecto y una consideración que nunca olvidaré”, explica este médico de los de siempre: “He trabajado con el mismo cupo de pacientes desde el año 85, por lo que he atendido a tres generaciones de las mismas familias”, afirma orgulloso.

Hernández se tenía que haber jubilado “el año pasado, pero dada la carencia de médicos opté por continuar unos meses más. Pero en algún momento había que tomar la decisión de dejarlo”.

Si tiene que mencionar la etapa más difícil de su carrera, sin duda ha sido la más reciente, la marcada por la epidemia COVID: “Ha sido la más crítica y agobiante, por la incertidumbre que suponía. Cuando se vio lo que había pasado en China y sobre todo cuando llegó a Italia se veía venir, era cuestión de tiempo. La vivimos con mucha angustia, porque era una situación desconocida a la que nos enfrentábamos con pocos medios, lo que generaba inquietud y desasosiego”. Hubo que buscar información contrarreloj para hacer frente a lo que ahora parece estar repuntando.