La Denominación de Origen Toro está logrando contener el impacto de la crisis económica provocada por la pandemia del COVID y su incidencia negativa en sectores clave para la comercialización como la hostelería y la restauración, tal y como reflejan las ventas de contraetiquetas acumuladas durante los nueve primeros meses del año que, respecto al mismo periodo del año anterior, han aumentado ligeramente en un 0,02%. Así se desprende del balance sobre la venta de distintivos de calidad elaborado por el Consejo Regulador, que cifra en 11.352.500 las contraetiquetas retiradas por las bodegas para la comercialización de sus vinos a lo largo de los tres primeros trimestres del 2020, 2.500 más que en el mismo periodo del ejercicio anterior,

Por categorías de vino, el órgano vinícola toresano destaca el incremento de las ventas de contraetiquetas para vinos envejecidos en sus gamas de tinto roble, crianzas y reservas. En este sentido, resalta el aumento de retirada de distintivos de calidad para la comercialización de tintos calificados como reservas que, en los primeros nueve meses del año, suman un total acumulado de 245.000 contraetiquetas, frente a las 175.000 dispensadas en el mismo periodo del 2019, lo que supone un incremento del 40%.

En cuanto a la gama de tintos roble, una de las que tiene una mayor aceptación en el mercado, el incremento alcanza el 8,5%, ya que el acumulado de ventas durante los primeros nueve meses del presente ejercicio suma 5.492.500 contraetiquetas, frente a las 5.060.000 retiradas en el mismo periodo del año anterior. Un aumento más moderado, un 4,4%, se ha registrado en la categoría de tintos crianza para los que, en los tres primeros trimestres del 2020 se han comercializado 882.500 “tirilllas”, 37.500 más que en el mismo periodo del pasado año. Por otra parte, las ventas de tinto joven que, junto a la gama de vino roble, es la que genera un mayor volumen de comercialización de botellas para la Denominación de Origen Toro han experimentado un ligero descenso del 4%, al pasar de los 4.365.000 distintivos adquiridos por bodegas en los tres primeros trimestres del pasado año, a los 4.182.500 contabilizados en el acumulado del 2020. El mayor descenso en las ventas, un 71%, se ha registrado en la categoría de grandes reservas, aunque el Consejo Regulador también destaca la menor demanda de vino de las gamas blanco y rosado, un 31% y un 48%, respectivamente.

En concreto, las ventas de contraetiquetas para blancos han pasado de las 500.000 dispensadas en los nueve primeros meses del 2019 a las 345.000 del presente ejercicio. En el caso de las “tirillas” para vinos rosados, las bodegas han adquirido a lo largo del presente año un total de 200.000, mientras que en el periodo de referencia, pero del 2019, retiraron 387.500.

Sobre las menores ventas en las gamas de vinos blancos y rosados, el Consejo Regulador precisó que el descenso “se arrastra” desde el inicio de la pandemia del COVID y lo achaca al elevado consumo de los citados vinos concentrado en el canal Horeca, que aglutina a hoteles, restaurantes y cafeterías.

No obstante, según el órgano vinícola, la comercialización de rosados y blancos en el caso de Toro puede representar, “en un año normal”, menos del 10% del total de ventas de los vinos amparados por la Denominación de Origen. Será necesario esperar al cierre del ejercicio para comprobar si, finalmente, las ventas de vino de Toro se mantienen o aumentan respecto al 2019 aunque, hasta el momento, están consiguiendo sortear el impacto de la crisis y obstáculos como la menor actividad de la hostelería, la suspensión de ferias a las que tenía previsto asistir el Consejo Regulador o la cancelación de eventos que incentivan el consumo como la Fiesta de la Vendimia de Toro.