El Consejo Regulador ha planteado una modificación del pliego de condiciones de la Denominación de Origen Toro para incluir como variedades de uva “secundarias” el albillo real y moscatel de grano menudo que, si la propuesta es aceptada, se sumarían a los cuatro tipos de uvas de vinificación autorizadas hasta ahora en la zona: tinta de Toro, garnacha, verdejo y malvasía. El órgano vinícola ha justificado su propuesta en que las variedades blancas albillo real y moscatel de grano menudo han formado parte del mapa varietal tradicional de Toro y, de hecho, la edad media del viñedo de ambos tipos de uva que se conserva en la zona supera los 50 años, por lo que ya se producían antes de la aprobación del marchamo de calidad. Además, remarca que, inicialmente, ambas variedades no fueron incluidas como autorizadas para elaborar vinos amparados por el sello toresano no por su calidad sino por “motivos de manejo”, tales como su mayor sensibilidad a las heladas primaverales y determinadas plagas, así como por su menor rendimiento, exclusión que ha provocado que “se haya perdido material varietal”. Sin embargo, el análisis de vinos en los que se han incorporado uvas de albillo real o moscatel de grano menudo ha permitido comprobar que mantienen el carácter diferencial y que aportan “rasgos de calidad” desde el punto de vista enológico que “no deben perderse”.

El Consejo Regulador considera que la inclusión de las dos variedades blancas no modificará la tipicidad de los vinos de Toro, sino que contribuye a su optimización. Por otra parte, la incorporación del albillo real y el moscatel de grano menudo al panel de tipologías de uva autorizadas, en este caso como variedades secundarias de vinificación, obliga al órgano vinícola a fijar los límites máximos de producción, es decir, los rendimientos de kilos por hectárea, así como el de hectolitros por hectárea, límites que permitirán obtener un nivel óptimo de calidad de acuerdo a los estudios técnicos.

La propuesta sobre la máxima producción por hectárea para ambos tipos de uva se ajusta a la establecida en la zona para otras variedades blancas autorizadas como malvasía y verdejo, así como para la tinta garnacha, por lo que los rendimientos no podrán superar los 9.000 kilos y los 64,8 hectolitros por hectárea. Las dos variedades blancas que se pretenden autorizar como “secundarias” se podrán emplear en la elaboración de blancos y rosados. Si finalmente es aceptada la propuesta de autorizar el uso de uvas albillo y moscatel de grano menudo no solo se conseguirían preservar plantaciones de viñedo y recuperar variedades con gran arraigo en la zona, sino que también permitiría adaptar los vinos toresanos a la demanda del mercado actual. Por otra parte, el Consejo Regulador también ha planteado otra modificación del pliego de la Denominación de Origen Toro basada en permitir la elaboración de vinos tintos monovarietales de garnacha tinta en todas sus gamas, es decir, joven, roble, crianza, reserva y gran reserva