Las Jornadas Taurinas organizadas por las peñas "Leandro Marcos" y "El Galope" en el Hotel María de Molina, alcanzaron el pasado viernes su ecuador con una tertulia sobre "Los toros y los toreros del siglo XXI"; un tema enfocado principalmente a los matadores salidos de la Escuela de Salamanca. La velada estuvo moderada por un aficionado salmantino, Faustino González, que estuvo acompañado en la mesa por el ganadero sevillano, José Luis Algora, el matador Antonio Barrera, el director de la Escuela Taurina de Salamanca y ex matador, José Ignacio Sánchez y el joven novillero zamorano, Alberto Durán. Una de las notas más destacadas fueron las sonadas ausencias de varios de los invitados. La más criticada fue la del matador y titular de una de las peñas organizadoras: Leandro Marcos.

El torero, muy ligado a esta ciudad, no acudió a la cita, a pesar de que en esta edición también se le ha concedido el trofeo a la mejor faena de San Agustín 2005. A este respecto, el presidente de la peña "Leandro Marcos", Feliciano de la Calle, mostraba su decepción al inicio de la tertulia afirmando «me duele que no haya venido, porque si alguien tiene que acudir es él, más aún llevando la peña su nombre... no tiene justificación por muchas disculpas que haya puesto». También se disculpaba con los aficionados toresanos presentes en el acto por las otras dos ausencias; «me encuentro francamente mal», reconocía el presidente, «por lo que ha supuesto para las peñas el gran esfuerzo de organizar estas jornadas y que hace media hora me haya enterado de que tampoco vienen Juan Diego y El Gallo».

El vacío de invitados no impidió que la tertulia fuese poco a poco entrando en calor y cogiendo forma. José Luis Algora fue el primero en intervenir puesto que la primera parte del debate se dedicó a disertar sobre el toro de lidia. El ganadero sevillano acercó a los aficionados esta ganadería fundada en 1885 y adquirida por su familia en 1995. Todos los invitados coincidieron en señalar que es ésta una «ganadería única», de encaste Pablo Romero y, por tanto, «muy particular». Algora dejó claro que no cría toros «ni para el aficionado, ni para los toreros; el ganadero tiene que criar lo que a él le gusta ver cuando se sienta en la plaza»; en este sentido matizó, «a mí me gusta ver un toro encastado, bravo, con poderío... volver a los Pablo Romero». Y es que de estos morlacos y de este encaste algo sabían los toreros sentados el viernes a la mesa. José Ignacio Sánchez, recordó la corrida de Pablo Romero que mató hace años en Barcelona, con cornada incluida. Aseguró que son «toros muy bellos, sólo con su nombre ya llenan los carteles». Antonio Barrera, también calificó la ganadería sevillana de «legendaria» cuyos toros «son unos de los que presentan más bella estampa en el campo», aunque, confesó que «quizás ahora no atraviesen por su mejor momento, pero va en camino de ello». Al novillero, Alberto Durán, lógicamente, con menos experiencia en estas "lides", el moderador le hizo confesar su preferencia por toros de encaste Domeq, aún así, el maestro Sánchez, como instructor del chaval, salió al quite para recordar que en la Escuela de Salamanca «les enseñamos que conozcan todas las características y encastes que hay en la actualidad». Intentamos, puntualizó, el salmantino, «que participen en distintos tentaderos y conozcan los encastes, aunque cada vez hay menos...», avisó, con lo cual, «llegaremos al monoencaste».

Una de las "anécdotas" de la noche la protagonizó un maestro de los más grandes que han dado las tierras zamoranas; de Villalpando se desplazó hasta Toro Andrés Vázquez. La velada tomó unos derroteros más distendidos aunque, sus intervenciones también ayudaron a confrontar posturas en determinados temas; entre ellos, la falta de fuerza de los toros. Vázquez dio su versión de la situación asegurando que no se trata de los toros, sino más bien del comportamiento de los toreros... Rememoró, en este sentido una de sus hazañas taurinas, relatando como cuando pocos compañeros de oficio se atrevían a matar a los Pablo Romero, el mató en San Sebastián un toro de este encaste, de 730 kilos... al que le cortó las dos orejas. Al día siguiente, los periódicos titulaban: "Heroicidad de Andrés Vázquez".

Por su parte, el ganadero sevillano reconoció que buscar la fuerza de los toros «es el principal problema que tenemos los ganaderos», pues «son muchas las circunstancias que se juntan», muchas veces, puntualizó, «ajenas a la propia cría».

La disparidad de opiniones de los invitados llegaba al comparar a los toreros que se forjan en las escuelas taurinas y a los autodidactas, más propios de épocas atrás como la que le tocó vivir al propio Andrés Vázquez; esos tiempos en los que la falta de medios técnicos y, sobre todo, económicos, daban lugar a experiencias duras como las vividas por el de Villalpando que, contó, sin ir más lejos, que una de las tardes que toreó una novillada en Toro, tuvo que hacer el camino en bici... Con humor, relató como una vez en el ruedo, apenas se movía, una cualidad que resaltaron los aficionados que no sabían que su quietud ante el toro se debía más «a las agujetas que tenía que a otra cosa»... Barrera sí matizó que en las escuelas taurinas hoy día se enseña «mucha técnica»; sin embargo, confesó, «hay una cosa que no se aprende en las escuelas: la raza, el amor propio? algo que para el torero es necesario porque esta es una profesión muy dura y si esto no se ha mamado, en los momentos difíciles, te puedes venir abajo».