Turismo

Retrato robot del turista de excesos que viaja a Mallorca

Vienen a la isla "sin ningún interés en hacer turismo"

Reproches a los hoteleros porque "hay promoción y una marca" hacia ese tipo visitantes

Turistas disfruntando del ocio nocturno en Playa de Palma, en Mallorca.

Turistas disfruntando del ocio nocturno en Playa de Palma, en Mallorca. / PERE JOAN OLIVER

Myriam B. Moneo

"Hemos superado los excesos de Magaluf, en Platja de Palma somos mucho peores", afirmaba en este diario Pedro Marín, el presidente de la Asociación de Hoteleros de Playa de Palma. El destino de Mallorca se está viendo desbordado por el turismo de borrachera. Es el mismo que el año pasado recurrió a una agencia de detectives para que diera cuenta del incumplimiento del decreto ley de turismo de excesos y otras ordenanzas de Llucmajor y Palma.

Los más ‘sofisticados’, viaje de jueves a domingo, playa y fiesta nocturna.

Los más ‘sofisticados’, viaje de jueves a domingo, playa y fiesta nocturna. / PERE JOAN OLIVER

Solo en nueve días de observación en julio, el investigador privado recopiló pruebas y fotografías que dan cuenta de 812 incidencias: exposición y venta de bebidas alcohólicas estando prohibidas, prostitución, sexo en la vía pública, establecimientos con masajes con "final feliz", turistas desnudos por la calle, botellones, venta ambulante, trileros, masajistas en la playa, grupos de turistas con altavoces en la calle cantando y gritando, turistas orinando en cualquier lugar, peleas, oferta de fiestas en barcos...

¿Cómo es el turista de excesos que sigue acudiendo a Mallorca a "liarla?". "La mayoría son hombres jóvenes, de entre 18 y 30 años", explica Pedro Marín. "Antes el problema se daba entre mayo y junio".

"Al principio eran muy jóvenes. Mallorca era su primer viaje antes de ir a la universidad", relata un gran conocedor del ocio nocturno de Playa de Palma. "Ahora ha aumentado su edad. Van en grupos de amigos con la camiseta de fútbol u otros deportes de los equipos de sus lugares de origen. Tienen más de 20 años y ningún interés en hacer turismo".

Viaje "oda al alcohol"

Distingue a dos tipos de turista de borrachera que invaden la isla. "Están los que llegan por la tarde y beben hasta caer". Su viaje a Mallorca, "una oda al alcohol", favorecido por la oferta de vuelos a la isla con compañías de bajo coste —muchas veces es más barato volar a Hamburgo que a Barcelona—, "se reduce a cuatro o cinco horas de fiestaduermen en la playa y después cogen un taxi al aeropuerto para volver a su lugar de residencia".

Hay un turista de excesos que aterriza, va de fiesta unas horas y se vuelve a su país.

Hay un turista de excesos que aterriza, va de fiesta unas horas y se vuelve a su país. / PERE JOAN OLIVER

La otra panda de turistas de borrachera son más ‘sofisticados’. "Llegan de jueves a domingo". Se hospedan en buenos hoteles porque Playa de Palma y Magaluf han sido objeto de una reconversión en la que se ha elevado la categoría de los establecimientos. Pensiones y hostales de baja calidad van desapareciendo. "Sus salidas del hotel se reducen a ir a la playa y a los biergarten y no alquilan coches", continúa describiendo el conocedor de la noche. Ahí entran también grupos de chicas, son menos, que suelen venir de despida de soltera.

Estos turistas del exceso "se concentran en las dos últimas semanas de julio y las dos primeras de agosto". Aunque los precios de las copas "han subido mucho, les sigue pareciendo barato Mallorca". Directamente se piden "un litro de cubata por persona, que tiene el incentivo de que te regalan una camiseta del local, con lo que se acrecienta en ellos el sentimiento de pertenencia".

Calvià y el decreto de excesos

Marín corrobora que estos turistas "pernoctan tres o cuatro noches "en habitaciones a 250 euros por día. Tanto en Playa de Palma como en Magaluf rige esa norma en los hoteles de establecer un mínimo de pernoctaciones. "Para evitar a esos jóvenes que venían a beber —dice Mauricio Carballeda, presidente de los Hoteleros de Palmanova-Magaluf—, ahora las estancias son más largas y viene más turismo familiar, y que conste que yo no demonizo a los jóvenes; estamos a favor de que vengan, Magaluf tiene que ser divertido".

Carballeda respira aliviado porque cree que este verano en Magaluf "se ha notado una mejoría respecto a otros años", aunque siga habiendo "bebida sin control, drogas y prostitución", todo "muy concentrado en Punta Ballena, y oferta ilegal de apartamentos". Resalta el "compromiso" del ayuntamiento de Calvià, porque fue fundamental que bajo el mandato del exalcalde socialista Alfonso Rodríguez se asumieran las competencias para aplicar el decreto ley de excesos. Desde este consistorio se detalla que en 2022 se pusieron 15 sanciones, este año ya van 9. Lo que está funcionado mejor, se destaca, son las medidas cautelares porque implican el cierre de los establecimientos hasta que se abona la multa. Se está verificando que la norma tiene un efecto disuasorio: la venta de alcohol se sanciona con 60.000 euros, el balconing, con 36.000 euros, un party boat, con 160.000 euros.

"El turismo de borrachera no es de orden público, ni policial. Nosotros no traemos a esos clientes", dicen desde las fuerzas de seguridad

Mientras Marín opina que el decreto de excesos "no tiene ni pies ni cabeza —parece que el hotelero incita a las borracheras, le demoniza"—, desde las fuerzas de seguridad se considera que la Policía está haciendo "muy buena labor, lo que pasa es que hay muchas prioridades que no ven los hoteleros". "En la Colònia de Sant Jordi hay muchas camas y no hay problemas y ¿por qué sí en zonas concretas? Porque hay promoción y una marca hacia ese tipo de cliente", se aduce. "El turismo de borrachera no es de orden público, ni policial ni de la Administración. Nosotros no traemos a esos clientes". Un reproche más: "Van a levantar la moratoria, ¿no hay suficientes policías y quieren más plazas turísticas?".