"Intento dormir y no puedo. Camino mucho, solo. No estoy de humor para escuchar canciones o hablar con nadie. Mantengo la discreción", manifiesta Kontar a "Efe".

Miembro de la minoría drusa de Sweida, en el suroeste de Siria, Kontar dice que teme ser detenido si regresa a su país por haber rechazado prestar el servicio militar.

Con la entrada en Malasia vetada, todos sus intentos para ir a otro destino hasta ahora no han prosperado, una situación que atribuye a su condición de sirio.

"No es por nada personal. Es por mi pueblo", opina Kontar, cuyos problemas comenzaron con el estallido de la guerra civil en su país en 2011.

El conflicto provocó el fin de su próspera vida en Emiratos Árabes Unidos, donde llevaba cinco años haciendo carrera en empresas de seguros.

Fue cuando el gobierno de Damasco elevó de 3.500 a 8.000 dólares la tasa para que los expatriados pudieran eludir el servicio militar, un cifra fuera del alcance de Kontar, quien también rechazó unirse a la guerra.

"No tengo enemigos ahí. Los dos bandos son mis hermanos. Los dos son sirios. La guerra no es la solución. No puedo tomar parte de esa máquina de matar", relata.

Según Kontar, la embajada siria respondió denegando la renovación de su pasaporte en 2012, lo que le hizo perder el permiso de trabajo en Emiratos y le llevó a la clandestinidad. El año pasado logró un nuevo documento válido para dos años y en octubre fue deportado a Malasia, donde los sirios pueden permanecer durante 90 días. Tras pagar una multa por exceder ese plazo, intentó salir del país el 28 de febrero en un vuelo de Turkish Airlines.

Su objetivo era Ecuador, país signatario de la Convención para los Refugiados de 1951 y al que podía entrar sin necesidad de visado con su pasaporte sirio pero, según dice, en el último momento le impidieron embarcar. "No me cancelaron el billete por ser Hassan. Me lo cancelaron por ser sirio", estima Kontar sobre la decisión de Turkish Airlines, que no respondió a las preguntas de Efe.

Luego intentó viajar a Camboya, otro de los pocos países en los que los sirios pueden entrar sin visado.

"Me dijeron que no reunía los requisitos y me enviaron de vuelta a Malasia, y desde entonces estoy atrapado aquí", explica el sirio que asegura que también le han vetado la entrada a Malasia.