Si algo define el vestuario habitual del Príncipe de Asturias es el clasicismo y la sobriedad que caracteriza sus trajes. La elección le ha valido en más de una vez el título de español mejor vestido a pesar de sus preferencias por un estilo que no se significa por acercarse a las tendencias de vanguardia. En su ropero abundan las chaquetas de hilera sencilla de dos o tres botones, las camisas lisas y las corbatas discretas. Para los trajes, Felipe se decanta por los tonos azules y grises, en muchas ocasiones dibujados con finas rayas verticales. En esa línea fueron los modelos que eligió para este viaje a Asturias donde optó por las corbatas en distintos azules.

Frente a la apuesta más moderada del Príncipe destaca el estilo juvenil pero elegante que la Princesa dejó ver en esta edición de los premios. Para la ceremonia del Campoamor eligió un vestido negro y blanco, con un magnífico cuerpo de georgette de seda negro con bordados y falda de gasa blanca del diseñador Felipe Varela, uno de sus habituales. Como acostumbra apostó por los zapatos de tacón de aguja tan asociados a su estilo, en esta ocasión fueron en blanco roto. Llamó la atención la melena con más cuerpo de lo habitual, muy en la línea de los años 40, peinada con ondas y recogida a un lado con un broche-joya de color negro.

Por la mañana, durante la recepción a los premiados, lució un modelo en estampado príncipe de gales también del diseñador Felipe Varela.