Jesús Nazareno
El Perdigón vive con pasión el Jueves Santo, inundado por la tradición viva desde el siglo XVIII
Una de las procesiones de más larga tradición en el pueblo de la Tierra del Vino desde la primera mitad del XVIII, desplegó todo su esplendor primaveral por las calles de la localidad vinatera.
Delante la banda de tambores de Nuestra Madre, cerrando el cortejo el párroco Paco Ortega y el alcalde Ángel Calleja.
El paso cargado desde los banzos por doce esforzados perdigonenses a las ordenes de Alfonso Fonseca y Juan Pablo López movieron el paso a compás de los tambores.
Salen, con la dificultad correspondiente por la portada renacentista del monumental templo de San Félix, casi de rodillas, lo hacen perfectamente. Estamos en tierra austera, no hay aplausos.
Se encaminan hacia la Plaza Mayor, afeada en extremo por la cantidad de coches. Como siempre la leve bajada por calle La Iglesia es impresionante.
Hacen fondo en Plaza Mayor para abordar la carretera que separa esta de La Laguna. La comitiva se dirige a la calle Pozo, Bodegas y terminar en la iglesia. Procesión sin incidentes, muchos invitados forasteros, y un Jueves Santo más de gloria para la Semana Santa del Perdigón.
El Perdigón ve nacer una nueva tradición: este ha sido el pregón
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