La Procesión de las Palmas abrió ayer oficialmente la Pasión benaventana en una mañana soleada y con temperaturas suaves tras dos años de pandemia y de parón pasional.
Aunque tal vez no con la asistencia de la pre pandemia, pero tampoco mucho menos, decenas de personas arroparon la primera comitiva procesional, la más radiante de la Semana Santa local junto con la del Domingo de Resurrección, en su ida hacia la iglesia de Santa María y en su regreso a la Ermita de la Soledad.
La Banda de Cornetas y Tambores de Medina del Campo abría, tras la cruz y el estandarte de las cofradías titulares, la comitiva y seguidamente una treintena de niños ataviados túnicas blancas con cíngulos rojos de seda anudados a la cintura y portando palmas.
Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén, o Jesús en la Borriquita, como se conoce al paso popularmente, cubrió el itinerario tirado por jugadores del Benavente, aunque por la precaución debida a la covid, las andas llevaban ruedas en esta ocasión.
En la larga pendiente de la calle Santa Cruz hasta enlazar con la Rúa, ayudaron a superar la cuesta con menos esfuerzo. Al llegar a Santa María, los jóvenes entraron el paso a hombros.
Jesús en la Borriquilla es una obra de taller representativa del denominado naturalismo contemporáneo español de autor desconocido. Fue encargada por la cofradía titular a mediados del siglo XX, tras la posguerra.
Se trata de una imagen hueca realizada con materiales ligeros para ahorrar peso y coste y tallada en los ropajes con numerosos pliegues para dar la sensación de movimiento.
Las Cofradías del Santo Entierro y de la Santa Vera Cruz tutelan esta procesión. La dos cofradías hermanas, junto a la de Las Damas de la Luz y la Soledad, emplearon la tarde del sábado en realizar los preparativos necesarios para esta procesión y para el resto de la salidas de la semana, el martes, el jueves, el viernes, y el Domingo de Resurrección.
La procesión de Jesús en la Borriquilla salió de La Soledad a las 11 de la mañana y regresó pasadas las dos y media de la tarde. El buen tiempo acompañó el periplo de ida y vuelta.
