Opinión

¿Quo vadis europa?

Tras la retirada de Angela Merkel la Unión ha quedado huérfana de referentes importantes

La excanciller alemana Angela Merkel, junto al presidente del país, Frank-Walter Steinmeier.

La excanciller alemana Angela Merkel, junto al presidente del país, Frank-Walter Steinmeier. / Reuters

El próximo mes de junio, casi en la misma fecha en que se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo, se cumplirán 39 años de la entrada de España en la Unión Europea (Comunidad Económica Europea se llamaba entonces).

Para quienes aún no habían nacido o eran muy niños, es decir, para la mitad de los españoles, la fecha será algo que han estudiado en los libros de historia. Y la otra mitad recordará el gran alborozo, ilusión y esperanza que aquello generó en gran parte de la población junto a la incertidumbre, desconfianza e incluso temor de algunos sectores políticos, económicos y sociales. Para unos y otros, para todos los españoles, se inició una nueva etapa de nuestra reciente historia: España conseguía por fin incorporarse al club los países más prósperos y desarrollados de Europa.

Con el propósito de no repetir los horrores de la II Guerra Mundial se creó en 1951, a propuesta del Gobierno de Francia, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) para gestionar de forma conjunta esas materias en Francia, Alemania Occidental, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo e Italia. Ese fue el germen de la actual Unión Europea que nos ha proporcionado paz, libertad, democracia y prosperidad como en ninguna otra parte del mundo.

La llegada de inmigrantes, que es una necesidad para Europa, debe ser ordenada y controlada con una política integral para toda la UE

En España tenemos una buena red de infraestructuras, unos servicios públicos de salud y educación de calidad, universales y gratuitos, unas pensiones dignas, un buen nivel de prestaciones sociales… Todo ello gracias al esfuerzo de los españoles y gracias también a formar parte de la Unión Europea.

A pesar de ello, en los últimos años ha ido creciendo un sentimiento antieuropeo, tanto en España como en otros países de la UE, alentado por movimientos sociales y algunos partidos políticos. ¿Por qué?, ¿Cuáles pueden ser las causas de esa insatisfacción?

No son pocos los analistas políticos que llevan tiempo advirtiendo del peligro que supone para la UE el auge de los nacionalismos, pasando de ser grupos casi marginales a condicionar, e incluso presidir, los gobiernos de cada vez más países y recordando que los nacionalismos radicales fueron una de las causas desencadenantes de las guerras mundiales que asolaron Europa durante la primera mitad del siglo XX. También apuntan, con acierto, que Europa ha perdido en estos últimos años los líderes políticos de posiciones moderadas que actuaban como referentes: Adenauer, Mitterrand, Helmut Kohl, Margaret Thatcher… Realmente, tras la retirada de Angela Merkel la Unión ha quedado huérfana de referentes importantes.

La Unión Europea también se ha mostrado incapaz de afrontar una de las mayores preocupaciones en muchos países: la inmigración ilegal. Las llegadas masivas de inmigrantes que huyen de la miseria, de la persecución política o religiosa están generando problemas de convivencia en muchos países.

La llegada de inmigrantes, que es una necesidad para Europa, debe ser ordenada y controlada con una política integral para toda la UE. Ante una falta de política migratoria eficaz, Europa se ha limitado a colaborar con gobiernos, como Turquía y Marruecos, para que actúen como freno de las llegadas masivas procedentes de Oriente Medio, o del África Subsahariana.

No son menos preocupantes las dos guerras que tenemos en nuestras fronteras: en el Este, la guerra entre Rusia y Ucrania, y en el Sur, al otro lado del Mediterráneo, la guerra de Israel y Hamas. Además de la tragedia humana que supone las muertes en ambos casos hay una seria amenaza para la UE. No son solo guerras territoriales, son además guerras culturales que amenazan seriamente nuestra forma de vida, nuestra cultura, nuestras normas de convivencia, nuestros principios…. La libertad, la democracia, los derechos humanos, principios sobre los que Europa ha sustentado la paz, el progreso y la convivencia de los últimos setenta años.

No son pocos pues, los retos que afronta la Unión Europea en los próximos años. Hemos de confiar en que las nuevas Instituciones Europeas sabrán enfrentarlos, pero antes nosotros habremos de elegir con sensatez a quienes habrán de dirigirlas.

Senadora del PP por Zamora

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