Opinión | Zamoreando

Puigdemont amenaza

Ha querido meternos miedo sobre su posible marcha de la política si no sale elegido

Carles Puigdemont (Junts) anuncia en una conferencia política en Elna (Cataluña Norte) que se presentará para encabezar la lista del partido en las próximas elecciones autonómicas del 12 de mayo.

Carles Puigdemont (Junts) anuncia en una conferencia política en Elna (Cataluña Norte) que se presentará para encabezar la lista del partido en las próximas elecciones autonómicas del 12 de mayo. / / MARC ASENSIO

Si no fuera porque quiere romper la unidad de España, y eso sí me importa, le confieso abiertamente que a mí, al igual que a millones de españoles, lo que haga y diga Puigdemont me la trae al pairo. Tanta catalana arrogancia, tanta chulería independentista convierte a este tío y a los que como él piensan y opinan en gente odiosa. Aburren a las ovejas. La última del candidato de Junts a la presidencia de la Generalidad suena a amenaza que, ojalá se cumpla. Más que nada para que deje de darnos la barrila.

Puigdemont ha asegurado que, de salir derrotado, su intención sigue siendo volver a Cataluña para estar presente en el debate de investidura, pero que después dejaría su acta de diputado del Parlament para pasar a desempeñar un rol meramente institucional. Lo que en principio habíamos interpretado como abandono total de la política, no es así. Se trataría, en todo caso, de un semi abandono. Le ha cogido gusto al escaño.

No nos caería la breva de su renuncia definitiva. No sé cómo los catalanes con dos dedos de frente pueden admitir que este señor trace, ahora desde Francia, su hoja de ruta. Incluso pide celebrar el debate electoral de TV3 en Perpignan. Como lo verde empieza en los Pirineos, pues, nada, todos los catalanes a Perpignan y si les puede acompañar Susana Estrada para asegurarse el show, todos tan felices. Aunque el peticionario se sobra y se basta para ser el centro del show.

De hecho, ya ha tenido contraofertas. El candidato popular le ofrece su casa y compartir una buena escudella y el de Ciudadanos le invita a debatir desde la cárcel donde, está seguro, "hará historia". Pues sí. La política en general es toda ella un show, un mal show y la catalana en particular, es toda ella surrealista. "¿Qué nos pasa? Que no sabemos lo que nos pasa" como reconocía Ortega. Aunque este no sea el caso. Porque, en realidad, todos sabemos lo que pasa y lo que nos pasa.

Puigdemont ha querido meternos miedo, como si nos fuera la vida en ello, sobre su posible marcha de la política si no sale elegido. Pues bien, que se marche con viento fresco

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