Opinión | Religión

Morir por amor

La muerte de Jesús está revestida de escándalo: el escándalo de la Cruz

Imagen de Jesucristo.

Imagen de Jesucristo.

Jesús anda por tierras de Galilea, y un atardecer, algunos extranjeros, curiosos, se acercan al apóstol Felipe y le suplican: "¡Queremos ver a Jesús!", El maestro aprovecha para explicar el Mensaje: ha llegado la hora de que todos conozcan al Hijo de Dios, no sólo los del pueblo escogido.

La relación de Dios y el hombre es una larga historia de amor, pero también de desamor. El hombre se olvida de Dios, no cumple su alianza con el Dios Creador y Salvador. Siempre tiene que salirle al encuentro la misericordia de Dios y conducir al desvalido al camino de la vida. En Jesús la Alianza de Dios y el hombre, se hace alianza eterna.

Jesús expresa su entrega con una imagen sencilla, pero profundamente gráfica: si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da mucho fruto. Jesús está explicando el sentido de su muerte ya próxima.

La muerte de Jesús está revestida de escándalo: el escándalo de la Cruz. En ella Jesús revela el supremo gesto de amor, con los brazos abiertos, en un abrazo eterno y total a la humanidad, reflejando el amor infinito del Padre: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su propio Hijo". La cruz es un paso imprescindible para la vida. El viernes santo brotará en Domingo de Resurrección.

Para Jesús, vivir es entregarse y desvivirse por los demás. Si somos sensibles a Él, si le queremos seguir, no pasemos por este mundo pensando solo en nuestro bienestar y en nuestro provecho. Estamos llamados a crear vida y brindarla con alegría, sobre todo a los débiles y necesitados. No hay una manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más humana y llevadera. ¿Cómo podremos seguir a Jesús si no nos sentimos atraídos por su estilo de vida?

Celebramos hoy en la Iglesia el día del seminario, seguimos necesitando jóvenes que descubran la invitación de Jesús a seguirlo desde el ministerio sacerdotal entregando su vida, dándose en totalidad por Dios y por los hermanos. Ojalá, el Señor nos ayude a comprender y realizar este ideal que nos muestra Cristo: morir para vivir, perder para ganar, entregar para obtener. Siguiendo el lema del día del Seminario de este año, le pedimos al Padre que nos envíe pastores. Feliz domingo.

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