Zamoreando

Doble moral

Ahí están las hemerotecas para darnos la razón a los que tenemos memoria

OPINIÓN

OPINIÓN

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Nadie está a salvo de su pasado. Ni nobles, ni plebeyos, ni ricos, ni pobres, ni clérigos, ni laicos. Ya lo decía Lucio Anneo Séneca: "En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De estos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto". Quizá sea lo único cierto. Lo digo por el cabreo mayúsculo de la izquierda y más concretamente del PSOE, tras las polémicas palabras del "apestado" Santiago Abascal en su reciente viaje a Argentina para la toma de posesión de Milei. Controvertidas palabras en las que el líder de Vox aseguraba que "el pueblo querrá colgar de los pies a Pedro Sánchez". Desafortunado sí estuvo. No hay que copiar a la izquierda y más concretamente al PSOE en este tipo de manifestaciones que no son nuevas en el ámbito de la política.

Es lo que tiene la doble moral de la izquierda. Menos mal que ahí están las hemerotecas para darnos la razón a los que tenemos memoria. Si lo dicho por Abascal, a quien ni defiendo ni ataco, es un delito de odio, ¿cómo hay que considerar la larga perorata de la ministra Yolanda Díaz con quien Sánchez gobierna en coalición, cuando lamentó en un debate televisado "que no se hubiera cortado la cabeza o guillotinado al rey"? Eso no tiene importancia, total, reyes hay muchos, porque se guillotine a uno más no pasa nada, todo sea por la "Liberté, égalité, fraternité" a la gallega. Y, qué decir cuando la que fuera ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, imputada en los ERE andaluces se refirió a la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en estos términos: "En el único sitio de la estación de la Terminal 4 en el que podía haber estado, porque es de la Comunidad de Madrid, es o tumbada en la vía o colgada en la catenaria". Con el agravante de que la frase fue pronunciada en el Congreso de los Diputados ante una interpelación del PP.

Y, ya puestos, como suma y sigue, de qué manera hay que considerar lo ocurrido en 2015, cuando dirigentes del PSOE del municipio alicantino de Vega Baja guillotinaron en una obra de teatro al entonces presidente en funciones, Mariano Rajoy. Posteriormente, miembros de la Juventudes Socialistas no duraron en posar con la cabeza ensangrentada del líder del PP. Enmarcaron los hechos dentro de "la libertad de expresión". Y no pasó nada. Pobre Mariano. Le han hecho de todo, romperle las gafas e incluso guillotinarle. Nunca perdió la compostura. ¿Y el vídeo de la exsecretaria de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, en el que junto a un grupo de jóvenes se permitían corear: "¡Qué pena que la madre de Abascal no pudiera abortar!" Fuerte, ¡eh! Pero tampoco pasó nada.

Si lo ponemos en una balanza, ¿quién ha incitado más al odio? Por eso, señor Patxi López, que con cara de pocos amigos ha anunciado que denunciarán los hechos ante la Fiscalía, porque "Queremos que caiga sobre Abascal y Vox todo el peso de la ley y del Código Penal", léase previamente la memoria periodística de España que es la hemeroteca y luego permítase juzgar y denunciar llegado el caso. Pero tenga un poco de vergüenza torera y deje de lado la doble moral socialista

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