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Una pareja de jubiladosFERRAN NADEU

El envejecimiento, una realidad imparable

La discriminación laboral por edad es una absoluta inmoralidad

España, como los países industrializados se encuentra en un pleno proceso de envejecimiento. En el año 1960 el porcentaje de personas mayores de 65 años era sobre el total de la población un 8.2%, mientras que en el año 2020 ha alcanzado el 22.9% de la población y en crecimiento para los años por venir.

El envejecimiento en España se dispara en 2022, contabilizándose 133 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años. La cifra esta experimentado un crecimiento de 4,4 puntos porcentuales con respeto al año pasado, cuando alcanzó el 129,1%. Se trata del mayor incremento interanual desde 1999 o, lo que es lo mismo, España no envejecía tanto desde hace 23 años.

Las regiones más envejecidas son Asturias (240%) Galicia (213%) y Castilla y León (211%) que cuentan con más del doble de la población mayor de 64 años que menores de 16 años. Solo Ceuta (65%) Melilla (48%) y Murcia (92%) cuentan con un índice de envejecimiento por debajo del 100%, es decir, aún presenta un porcentaje mayor de jóvenes por debajo de 16 años.

En el año 1999 en España contábamos con una población menor de 16 años, que mayores de 64 años (99%). Pero a partir del año 2000 empezamos a ser un país envejecido, con una tasa de envejecimiento que superaba el 100% y aumentando presurosamente cada año.

A partir del año 2000 empezamos a ser un país envejecido, con una tasa de envejecimiento que superaba el 100% y aumentando presurosamente cada año

Este envejecimiento imparable es producto de la unión de dos factores: una tasa de natalidad en mínimos históricos y una esperanza de vida en tendencia especulador.

En 2021 la tasa de natalidad si situó en 7 nacimientos por cada 1000 mujeres y el número de bebés nacidos alcanzó la mejor cifra de toda la serie histórica, con 338.532 niños, un 39% menos que hace una década. Qué decir del índice de fecundidad, anotándose un valor mínimo (1,19 hijos por mujer) situándose muy por debajo del nivel de reemplazo generacional, que debería alcanzar el 2,1 para que la población se mantuviera en el tiempo, sin disminuir la población.

El hundimiento de la tasa de natalidad, suelen analizarla muchos demógrafos a varios factores (económicos, laborales) que dificultan una planificación familiar a las parejas para tener hijos, pero no podemos centrarnos solo en esos factores ya que a lo largo de la historia nunca fueron impedimentos para la procreación de hijos, los problemas económicos y laborales.

El progresivo envejecimiento de la población es uno de los cambios más significativos que se ha dado en las sociedades desarrolladas durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI. En los países industrializados se está produciendo un aumento progresivo en el número absoluto de ancianos, si hoy se puede señalar que los mayores de 65 años se les puede considerar ancianos. España presenta una situación y unas perspectivas particularmente críticas, dado que la población mayor de 65 años está creciendo a un ritmo más rápido que en los países de su entorno.

El envejecimiento de la población constituye hoy día uno de los fenómenos más determinantes de este siglo, siendo sus efectos muy evidentes en el mercado laboral. El 20% de las personas que buscan trabajo en España tienen 55 años o más, frente al 12 % que lo hacía hace 10 años, manteniéndose una evolución donde se situarán en un 30% en 2030.

El empleo de los trabajadores mayores de 55 años no solo es un asunto de justicia social, sino un elemento clave para la sostenibilidad de nuestro estado de bienestar social, particularmente en lo que respeta al equilibrio y seguridad del sistema de pensiones. La discriminación laboral por edad (hoy tan ejercitada) es una absoluta inmoralidad, vivimos un invierno demográfico en el que la edad de jubilación tiende al alza y en que los trabajadores séniores se están convirtiendo en una fuerza laboral dominante. No se trata únicamente de un tema económico, sino de un factor para promover un envejecimiento saludable y activo. Está demostrado que cuando el desempleo es prologado en el tiempo, se disparan las enfermedades y la salud mental (depresiones, estrés entre otras...) cada vez más frecuentes entre las personas mayores de 55 años desempleadas de larga duración.

El envejecimiento es un proceso continuo en el tiempo (imparable) para el ser humano, las personas tenemos que intentar mantener la armonía y el equilibrio durante el mismo. Las personas mayores hemos aumentado nuestra vida muy significativa gracias al avance de la medicina y las mejoras sociales y sanitarias. Disfrutemos de una vida cada vez más larga y no permitamos injusticias sociales y discriminación por edad.

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