La Opinión de Zamora

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Plan Provincial de Obras y Serivicios: equitativo e impactante

Operarios trabajando en una pasada actuación de Planes Provinciales. M. A. C.

El desarrollo económico, social, cultural, político, ciudadano, etc., debiera ser una actividad permanente pues la evolución de la sociedad, de la ciencia, de la demografía, de la técnica, de la gestión empresarial, de la legislación, de la economía, del pensamiento jurídico y económico, está, a su vez, en cambio constante, a los que la propia sociedad, es decir los ciudadanos y organizaciones que la componen, tienen, consecuentemente, que adaptarse en el desempeño de sus obligaciones, compromisos y competencias que tengan en cada momento.

Así, una de las supuestas preocupaciones de toda clase de políticos, de sindicalistas, de novelistas, de estudiosos, de empresarios, de periodistas, de colaboradores de prensa, etc., es poner de manifiesto la situación preocupante y problemática de los municipios rurales, por el abandono de sus habitantes, especialmente los más jóvenes y, a veces, muy preparados y con talento, con ganas de emprender, con ganas de superarse, con deseos de residir en la tierra que los vio nacer a ellos y a sus mayores. Lamentablemente, los titulados no regresan, se establecen, normalmente en grandes ciudades, donde las oportunidades de empleo, de horizonte profesional, de equipamientos públicos, de oferta cultural, de centros sanitarios, de institutos, de universidades, etc., son sumamente atrayentes para su desenvolvimiento personal y de sus familias.

Ayuntamientos, las diputaciones provinciales, la Administración general del Estado y, desde su creación, las comunidades autónomas, han financiado, a lo largo de su historia, obras y servicios encaminadas al “fomento” de los intereses generales

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No obstante, hay que reconocer que los ayuntamientos, las diputaciones provinciales, la Administración general del Estado y, desde su creación, las comunidades autónomas, han financiado, a lo largo de su historia, obras y servicios municipales y provinciales encaminadas al “fomento” de los intereses generales, es decir, del bienestar ciudadano, del estímulo a la actividad económica y empresarial y que, desde 1957, se han contemplado en los denominados “Planes Provinciales de Obras y Servicios”, que posibilitaron la ejecución, entre otras, de las infraestructuras de captación y abastecimiento de agua, saneamiento, depuración; pavimentación de calles y plazas; caminos vecinales; casas consistoriales; edificios públicos polivalentes, etc., que han contribuido, y contribuyen, a que la ciudadanía disponga, en su mayoría, de unos servicios municipales y provinciales a la altura del siglo XXI; lo que no implica que todo este hecho y que no haya de mejorar continuamente equipamiento y servicios.

La selección de las infraestructuras que formaron parte de tales instrumentos pudo realizarse sin criterios objetivos, es decir sin ponderar, adecuadamente, la necesidad, el impacto económico y social, los costes de mantenimiento y conservación, o sea, por estas carencias, el desarrollo local fuera notoriamente inferior al que se hubiera podido alcanzar con rigor científico, con evaluación rigurosa de todo tipo de variables que inciden en el territorio, en la población, en sus recursos, en sus potencialidades, y sí, por politiqueos, por amiguismo, por simpatía. Lamentable. Es el caso que se comenta de un digno y sufrido alcalde que va al gabinete que tiene su partido político en una Diputación Provincial y le manifiesta, literalmente, el “asesor” : “te vamos a dar…”. Por supuesto, previamente se habían repartido entre las distintas fuerzas políticas con poltrona ten al organismo provincial, la financiación disponible. O sea, sabiduría, equidad, servicio desinteresado, potenciación del desarrollo social y económico, adopción de acuerdos fundamentados para evitar la despoblación, atraer al talento y los emprendedores, etc. Pero ¡ qué tropa!Y luego van por la calle tan ufanos, tan creídos de sí mismos, “de haberse conocido”. Habrá que tener presente a Saramago y su “Ensayo sobre la lucidez”.

Si se utilizará la inteligencia artificial; pues de la otra…

Sancho de Moncada

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