La Opinión de Zamora

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Amador Pérez

La Gaya

Amador Pérez

El sentimiento de culpabilidad

La situación psicológica y laboral en la que se encuentran los agentes policiales

Homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona con presencia de todas las fuerzas policiales. Quique García

En los últimos días he leído en la prensa la noticia de la situación psicológica y laboral en la que se encuentran los agentes policiales del Cuerpo catalán de Mossos d´Escuadra que abatieron a los terroristas que perpetraron los atentados yihadistas el 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona) “El agente bautizado como el héroe de Cambrils” que acabó con la vida de cuatro de los cinco miembros de la célula de Ripoll, ha sido dado de baja en el Cuerpo por “incapacidad permanente total”. Otro mosso de la misma unidad acabó con la vida del quinto integrante de la mencionada célula llamado Omar Hichamy. Cuatro días después otros dos mossos acabaron con la vida de Abouyaaqoub, al parecer autor del atropello de la Rambla de Barcelona, al que localizaron oculto entre unos viñedos. Todos los mossos han sido reconocidos por los Tribunales como víctimas del terrorismo debido a que sufren secuelas psicológicas de distinta gravedad y han presentado una demanda contra el Govern por no atender a sus reclamaciones en vía administrativa –ignoro qué reclaman- supongo que se trata de algún tipo de indemnización ya que con la muerte de los autores del atentado no hay responsable civil. Presentan la demanda basándose en el principio de “indemnidad” puesto que su situación psicológica se debe a un hecho ocurrido en acto de servicio.

El resultado final de este atentado fue el de 16 ciudadanos asesinados por los yihadistas y 6 terroristas abatidos por los mossos y cerca de 300 heridos de distinta gravedad.

Poco tiempo antes del esperpento del referéndum de autodeterminación de Cataluña, con frecuencia aparecían en la prensa noticias de casos de torturas en las comisarías infligidas por los mossos a los detenidos. La sociedad en la que vivimos rechaza ese tipo de comportamiento de los servidores públicos, aparte la bajeza moral del acto, por el abuso de poder sobre el detenido. Se supone que los policías deben ser entrenados en otras técnicas más elaboradas que la propia fuerza bruta para cumplir con su misión de servidor.

Los Cuerpos policiales deben ser instrumentos poderosos del Estado pero no tiránicos, eficaces pero no por extralimitarse en su celo, tiene que representar una fuerza imparcial en la sociedad

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Los Cuerpos policiales deben ser instrumentos poderosos del Estado pero no tiránicos, eficaces pero no por extralimitarse en su celo, tiene que representar una fuerza imparcial en la sociedad aunque su límite de actuación esté circunscripto territorialmente y ha de estar sometida permanentemente al control gubernamental.

A mi edad todavía no oculto algunas sorpresas. Entonces me propuse hacer un estudio del modelo policial del Cuerpo de Mossos y si en su código ético figuraba como ideal la recomendación de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 17 de diciembre de 1979 en su “Código de conducta para los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley”. Yo sabía que a estos cuerpos disciplinados, jerarquizados y con lazos fuertes de pertenencia al grupo, me iba a resultar laborioso. Me fue imposible, todos los contactos que mantuve me remitían a los programas de estudios que eran públicos y esto me llevaba a la melancolía.

Por definición, se le pide al policía que aplique leyes representando la moral puritana, pero para esto es necesario un plus de formación profesional, es decir, formar un tipo de hombre ideal que reaccione bien frente al peligro. Reaccionar bien frente al peligro no es la eliminación física, en este caso, del terrorista. En otras palabras más crudas, aquí no vale el refrán, “muerto el perro, se acabó la rabia”, porque es un mal servicio y porque la concesión de condecoraciones no impiden la destrucción de la personalidad del agente, como ha ocurrido en el caso referido al principio. Los policías son gente que tiene sentimientos y el de la culpabilidad es uno de los que le llevan a tener que ser dados de baja definitiva para el servicio, y eso es un fracaso Institucional. La retórica belicista de las imágenes de aquellos días, deberían llevarnos a meditar con sobriedad en que contribuyeron a mejorar la calidad de unos servidores que, en el lenguaje vulgar, “tiran de charrasca” con tanta facilidad y, después de asimilar el coste de la formación de los agentes, qué hicieron de su personalidad los instructores.

Ahora se le está atribuyendo al CNI el fracaso de la ocultación de las cajas de cartón convertidas en urnas, a la Guardia Civil los excesos en la represión de los manifestantes y al Gobierno la pasividad en actuar. ¡Ah! y los mossos de picnic

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La idea de unos visionarios excéntricos que, con la bendición de los mandos políticos, veían la restauración de una Institución medieval me parece el más absoluto de los fracasos. Sin embargo, estas proyecciones son la base sobre la que se apoya la suposición generalizada que va más allá de la creación de un Cuerpo policial.

Ahora se le está atribuyendo al CNI el fracaso de la ocultación de las cajas de cartón convertidas en urnas, a la Guardia Civil los excesos en la represión de los manifestantes y al Gobierno la pasividad en actuar. ¡Ah! y los mossos de picnic.

(*) Capitán de la Guardia Civil retirado.

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