La Opinión de Zamora

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Amador Pérez

La Gaya

Amador Pérez

El fin de las ideologías

Nunca la vulgaridad había alcanzado tan bajo nivel

Exposición sobre el nazismo FABRIZIO BENSCH

Hace unos días me invitaron a una reunión en la que se debatió sobre el tema de los modelos de dominio actuales de la sociedad –los medios utilizados fueron también objeto de debate- a mí el medio me parece secundario del fin. Todos los asistentes estábamos preocupados por la falta de control de los medios en una sociedad democrática y libre.

Aunque fue Hitler el primer dirigente en la historia, que según declaró Speer, el que fuera su Ministro de Armamento durante la II Guerra Mundial, en el juicio de Nuremberg: “Con el empleo de medios técnicos, tales como la radio y los altavoces, ochenta millones de seres fueron privados de su independencia mental. Así fue posible someterlos a la voluntad de un solo hombre”.

Hasta Hitler, todos los dictadores siempre han utilizado los medios del Estado a su capricho, aunque fuera éste el primero en utilizar la tecnología moderna de la comunicación.

El formidable poder de los medios actuales, lúdicos: Instagram, You Tube, Tik Tok; políticos, Twitter; sociales, Whats App. Adquirir una gran ventaja sobre los adversarios políticos, en la actual sociedad de masas, moderna y urbanita, solo se necesita carecer de escrúpulos. Verán como la culpa la tiene el Presidente, en casa y fuera de ella. Según la información que poseemos el expresidente Trump compró a una compañía propietaria de uno de esos medios de comunicación millones de informes de sus adversarios que tenía almacenados y ganó las elecciones en Estados Unidos. Lo que me sorprende de esa bajeza moral es la cantidad de seguidores de un vocinglero populista con menos luces que una babosa que solo sabe decir trivialidades estúpidas y errores grotescos alejados del buen gusto y del sano juicio. No pretendo que este patán ni la presidenta de la comunidad de Madrid sean estilistas del lenguaje, pero, al menos, que su pensamiento no sea un estercolero. Algunas expresiones de esta gloria de la política española me recuerdan a Filoctetes, que padecía una herida, cuyo hedor lo obligaba a vivir un tanto marginado.

Hasta principio del presente siglo, en los anteriores cuarenta años, fueron los científicos, los ingenieros y los economistas los que dirigieron el mundo

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Me voy a tomar la libertad de preguntar a los lectores de esta columna: ¿Creen que este tipo de políticos están capacitados para abordar los problemas de las tecnologías de la transformación digital y los desajustes correspondientes y los temas de interés político? Tengo otra pregunta: ¿Quiénes piensan que están capacitados para hacerlo?

A este respecto, voy a traer a estas reflexiones el papel, que yo entiendo, que han realizado la intelectualidad en la tradición occidental, en quienes yo me apoyaría si tuviera encargada alguna misión. En la Edad Media este tipo de gentes eran miembros del clero; en los siglos XVI y XVII, eran científicos naturales en el siglo XXI se han refugiado en las universidades.

Los analistas políticos, de la actualidad en nuestro país, no disponen de un mercado donde publicar sus columnas interpretativas en revistas de alto nivel intelectual porque son escasas o están al servicio de un grupo de presión. La capacidad de los escritores independientes y de los pensadores para mantenerse sin recurrir al salario de una universidad o de otra organización, aumenta su libertad para ser críticos de la vida contemporánea, pero no es el modo de vida habitual, lo más frecuente es que busquen refugiarse en las universidades de las que van egresando promociones, una tras otra, que consiguen el ideal de estabilidad en el trabajo en la misma Universidad y si no son excesivamente críticos tienen garantizados sus fines de semana en el campo.

Con frecuencia me pregunto ¿Qué pueden hacer los politólogos que no puedan hacer otros no entrenados en esa profesión? ¿Qué competencia les ha conferido su entrenamiento, que los demás no tengan por no haberlo recibido, si es todo eso lo que hacen?

El alcance de la competencia de este selecto grupo social no está circunscrito; porque incluye, nada menos, que la totalidad de la vida cultural y política de un pueblo en cuyos campos se han especializado.

Con frecuencia me pregunto dónde estaríamos de no haber existido en el siglo XIX, Metterch, Edmund Burkes y Charle Jan Fox y en el XX, Adenauer; Schuman. Gaspiere, Spaak, Churchill, Monet, Hallstein y Spinelli, Padres de la UE actualmente en guerra con el Ras-Putin del Kremlin.

En las recientes elecciones de esta comunidad cuando escuchaba al representante de Vox hablar de la organización del Estado clasificando a los españoles en tres clases: amos, siervos e inmigrantes. Tuve la impresión que consideraba a la democracia como un instrumento para alcanzar el poder y a éste como como forma humana de convivencia siempre dispuesto a eludir responsabilidades. En el sistema no habría partidos políticos, libertad de discusión, limitarían la libertad de prensa porque algunos medios minarían la unidad nacional. Es decir, formar una sola subordinación, porque solo estaría la Nación.

Marx y Engels pertenecían a la intelectualidad burguesa, la doctrina de la socialdemocracia surgió en Rusia, también, entre la clase intelectual independientemente espontáneo movimiento obrero. El único edificio que queda hoy en pie es la socialdemocracia amenazada por los más brutos que igualan la misión de los partidos políticos en la sociedad con grupos pandilleros. Nunca la vulgaridad había alcanzado tan bajo nivel.

Hasta principio del presente siglo, en los anteriores cuarenta años, fueron los científicos, los ingenieros y los economistas los que dirigieron el mundo, las soluciones y las explicaciones ideológicas de los problemas no fueron objeto de debate, quizá por ser menos populares que las medidas económicas, ahora no tenemos una ni otra. A ver cómo solucionamos las nuevas complejidades y ambigüedades.

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