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SEMANA SANTA. RESTOS DE BASURA TRAS EL BOTELLON EN SAN MARTIN.

El espejo de tinta

Ángel Macías

Botellón y respeto a Zamora

Nuestro Ayuntamiento no puede seguir mirando para otro lado, ni en Semana Santa ni en el resto del año

Ni es complemento de la Semana Santa ni es inevitable. La desidia que preside nuestro Ayuntamiento no puede seguir mirando para otro lado, ni en Semana Santa ni en el resto del año, ahora, que tras la pandemia volvemos a poder tomar la calle con tranquilidad y libertad. El botellón no es una necesidad de los jóvenes porque no tengan otras alternativas. Tampoco es algo que venga de toda la vida. En Zamora no llega a quince años su antigüedad en el caso del macrobotellón del parque de San Martín de Abajo, al que el escaso gusto de nuestros actuales gobernantes locales han convertido (aún no sabemos exactamente a qué precio), en el parque adefesio de los faroles de colorines.

A los pies de nuestra muralla, en uno de nuestros lugares históricos, junto a nuestros principales activos turísticos y culturales. No se actuó en prevención porque según dijo el alcalde Guarido esta semana, nadie había convocado botellón para la madrugada del Viernes Santo. No se actuó en mitigación de los efectos en cuestión de suciedad, afección a las zonas verdes, molestias a los vecinos, consumo y trapicheo de drogas y excesos en el consumo de alcohol -en algunos casos requiriendo atención médica-, por mayores y menores de edad porque el dispositivo de vigilancia y control anunciado por el alcalde en el último minuto era tan estrecho que no llegó a verse. Tan estrecho como la línea que separa a veces la gestión pública de la inacción ante lo indebido y la persecución a quien cumple y aporta un servicio.

La desidia que preside nuestro Ayuntamiento no puede seguir mirando para otro lado, ni en Semana Santa ni en el resto del año

Mientras a los hosteleros que pagan sus impuestos, crean puestos de trabajo y se esfuerzan por dar un servicio a la altura de las circunstancias se les obligaba a eliminar las terrazas incluso de zonas en las que no afectaban al libre paso procesional o a la ubicación del público, nuestro gobierno local, en San Martín, Santo Tomé y distintos puntos del Casco Histórico y del río echaba la vista a otro lado ante el consumo de alcohol en la vía pública. Algún día, tras algún trágico acontecimiento, alguien tendrá que responder judicialmente por el consentimiento activo de comportamientos ilegales. Porque después de todo lo dicho, lo peor son los efectos para la salud, física y mental, de nuestros jóvenes por mucho que algunos concejales luzcan más que oculten sus preferencias por la ebriedad.

Para la trasnochada progresía, incompetente, rancia y reaccionaria, que sufrimos en Las Panaderas, es más oportuno eliminar la representación municipal, incluso de funcionarios públicos, en los actos de nuestra más importante manifestación cultural y turística, además de religiosa, que mantener la ciudad limpia, engalanada y en orden para disfrute de los zamoranos y recepción de los miles de visitantes. El sectarismo es lo que tiene, obtiene el apoyo de los incautos que confían en el bien para utilizar el poder contra ellos y en beneficio solo de una ideología que, siendo minoritaria, imponen aplastantemente. Olvidan que nos representan a todos, no solo a quienes les votaron y mucho menos solo a quienes comulgan con su ideología totalitaria.

www.elespejodetinta.com

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