La Opinión de Zamora

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Bárbara Palmero

Concordia Intrafamiliar en Csatilla y León: handle with care

Las familias de Castilla y León vivimos en un sindios de todos contra todos, por eso la nueva Junta restaurará la paz a golpe de ley

Encuentros tras la guerra.

Ha nacido una estrella. Y no, no se llama Lady Gaga ni Perlita de Hermisende. Se llama Ley de Concordia Intrafamiliar. Al parecer, nuestros benditos padres de la democracia, en su infinita sabiduría, han llegado a la conclusión de que los castellanoleoneses de a pie somos un hatajo de bárbaros sin romanizar.

Unos salvajes que dedicamos nuestro tiempo, igual que Caín a Abel, a matarnos entre hermanos. A robarnos la primogenitura, como Jacob a Esau. O a vendernos a una red de tratantes de esclavos, que fue lo que hicieron los hijos de Jacob, con José, porque era el hermano favorito. Por todo ello, y antes de que este caos absoluto devenga irremediablemente en un Armagedón intrafamiliar, se han decidido a actuar y a meternos en vereda.

La Ley de Concordia Intrafamiliar, parte de la creencia de que no existe la violencia de género, la violencia sexual o el feminicidio. Porque en las familias de Castilla y León, maltratamos por igual a mamá, a los abuelos, a los niños, a los cuñados, a los primos segundos, y hasta a la tía abuela Restituta. Por eso la pobre desgraciada tuvo que meterse a monja. Para escapar de la ensalada de golpes y la balacera de zapatillas.

De lo anterior se infiere pues, que nuestros procuradores creen firmemente que la familia normal y corriente de CyL es una auténtica bellum omnia contra omnes, que diría Hobbes. Sí, el mismo filósofo que dictaminó aquello de que el hombre es un lobo para el hombre. Creen que la familia tipo de Castilla y León es un remedo de aquel “matadlos a todos, y que el Altísimo elija a los suyos”, que pronunciara el cruzado Arnaldo.

Si Manuel Machado, el hermano mediocre, apoyó al bando alzado en armas contra la República, y Antonio Machado, el hermano magnífico, apoyó al bando leal a la República, ¿la Guerra Civil del 36, pasará a denominarse la Guerra Intrafamiliar española?

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Por lo mismo, y puesto que el pueblo llano castellanoleonés somos una caterva de herejes sin cristianizar, esta Ley de Concordia Intrafamiliar se hace tan sumamente necesaria. De hecho, uno no se explica cómo hemos podido sobrevivir tanto tiempo sin ella. Más aún, por qué hay que esperar, por qué no se aprueba mañana mismo.

La violencia de género no existe, cierto licenciado en Sociología que le ha copiado a Gabriel Rufián la incómoda moda de usar el traje dos tallas más pequeñas, dixit. Porque a las mujeres no se las maltrata física y psicológicamente, ni se las asesina por su condición de mujer.

Las estadísticas confirman que cada nuevo día cuatro mujeres son violadas en España, y como docto sociólogo que es, él debe saberlo mejor que nadie. Pero es que a las mujeres, al parecer, tampoco se las viola porque sean mujeres. De todas formas, las estadísticas son nada más que eso, meras estadísticas.

También las cifras dictaminan que desde que se empezó a recopilar datos, el año 2003, en España han muerto asesinadas más de mil cien mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Más de 1136, para procurar ser exactos. Pero tampoco ese dato, según el sesudo sociólogo, sirve para demostrar que exista la violencia de género.

Imagino que, para su especial manera de entender la sociología, tampoco debe de existir la violencia vicaria. De poco o de nada importa que, desde 2013, los datos demuestren que más de 39 menores hayan sido asesinados por sus progenitores. Debe ser que a los niños tampoco se les mata por su condición de niños. Por lo que cabe preguntarse si la Ley de Prisión Permanente Revisable pasará a configurar un título, con todos sus artículos, dentro de la nueva Ley de Concordia Intrafamiliar.

Los números sentencian, por otra parte, que desde 1959, fecha en que nace ETA, existen menos de novecientas víctimas del terrorismo vasco. Perdón, del terrorismo intrafamiliar en España. El que esté libre de tener un familiar emigrado al País Vasco que tire la primera piedra. En torno a los 853, sería la cifra correcta. Mientras que, las estadísticas sobre víctimas del terrorismo islámico demuestran que, desde 1985, en España han sido asesinadas 284 personas.

Sin embargo, el terrorismo islámico no puede tener la consideración de terrorismo intrafamiliar que le conferimos al terrorismo vasco. Es verdad que conquistaron la península ibérica en el año 711, y que no logramos reconquistarla hasta 1492. Con todo, no podemos admitir que los moros sean considerados de la familia.

Durante los ocho siglos que duró la presencia musulmana en España, hubo tiempo más de sobra para mestizarnos. Cierto. Pero una cosa es respetar que el tío Cirilo, que vive en Mundaka, entone cada Nochebuena el txoria txori de Mikel Laboa (también la cantaron Joan Baez y Pablo Milanés), y otra muy diferente, es que recite la Shahada islámica: no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta.

La Ley de Concordia Intrafamiliar no puede ser la Alianza de las Civilizaciones.

A lo que iba. Siguiendo con el silogismo empleado por nuestros ilustrísimos procuradores, dado que no se mata a las mujeres sólo por serlo, y a los hijos tampoco, es de lógica deducir, que a guardias civiles y militares, de ninguna manera se les asesinaba por su condición de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Así que, siguiendo con esta locura generalizada, es posible pensar que nuestra ley antiterrorista pase igualmente a formar parte de la Ley de Concordia Intrafamiliar.

En resumen, que a las mujeres no se las asesina por ser mujeres, a los hijos no se les mete en un ataúd blanco por su condición de hijos, y a los guardias civiles tampoco se les quitaba de en medio por llevar pipa fajada al cinto. No lo digo yo, lo sentencian algunos iluminados. Pero es que por muy mal que vengan dadas, las cosas siempre pueden ir a peor. Y a peor van. Resulta que esta esquizofrenia intrafamiliar es más contagiosa que Omicrón XE. Por eso mismo, andaluces, madrileños y murcianos, han empezado a copiar esta sinrazón.

Y en medio de toda esta neurosis colectiva, me corroe una gran duda: Si Manuel Machado, el hermano mediocre, apoyó al bando alzado en armas contra la República, y Antonio Machado, el hermano magnífico, apoyó al bando leal a la República, ¿la Guerra Civil del 36, pasará a denominarse la Guerra Intrafamiliar española?

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