La Opinión de Zamora

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Celedonio Pérez

Al grano

Celedonio Pérez

Conmigo o contra mí

De la muerte de la moderación y del descrédito de la mesura

Will Smith en el momento más polémico de los Oscar.

No vale la moderación en un mundo de extremos, donde el crecimiento anormal de quienes (cada vez más) se nutren del pensamiento único que alimenta, de manera radical y opuesta, los puntos más separados y equidistantes del centro, ahoga a quienes (la mayoría) están acomodados en las butacas de la masa silente. Vaya frasecita más “weird” (rara, pretenciosa y tonta) que me ha salido. En estos tiempos de canícula mental, solo vale el “conmigo o contra mí” y “los de mi tribu son cojonudos y los del otro lado, idiotas”. Me voy a intentar explicar con varios ejemplos.

¿Se imaginan, por cierto, qué hubiera sucedido, si en la escena se hubieran mezclado varias razas?

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La bofetada de Will Smith por el comentario asqueroso de Chris Rock sobre su mujer, Jada Pinkett , en la gala de los Premios Óscar, que no tiene perdón de Dios y es recurso propio de descerebrados, ha anulado en los medios de comunicación hasta a la guerra de Ucrania. Está desatando un torrente de opiniones radicales, opuestas y furibundas que Dios sabe cómo va a acabar. No hay medida en los juicios morales y aunque en los medios de comunicación priman los que hablan de pulsión machista (¿) y masculinidad tóxica (¿), en la calle hay también quien justifica vehementemente (no lo hacen en los medios de comunicación porque no está bien visto) el bofetón “porque basta ya de usar como escudo la libertad de expresión para insultar, provocar y crear odio” (¿). ¿Se imaginan, por cierto, qué hubiera sucedido, si en la escena se hubieran mezclado varias razas?

Cambio de tercio y les cuento ahora que hace unos días una persona, que ha trabajado muchos años en una empresa del ámbito de la comunicación creativa y ahora muy aficionada a la tauromaquia, me relataba que durante decenas de años tuvo que soportar en su trabajo comentarios ofensivos por su afición. Y le llegaron a espetar en varias ocasiones la frasecita: “¿Pero cómo te puedes identificar con una supuesta fiesta donde hasta suena el himno nacional? Debería estar prohibida desde hace años”.

Y el último ejemplo, seguramente más difícil de entender en el contexto de este artículo porque el radicalismo viene de la propia normativa, aprobada en el parlamento regional. Me explico: en el coto de caza de Venialbo se han detectado varias aves, alguna protegida, envenenadas por estricnina. La norma fija que hay que prohibir la caza, aunque no se conozca quien esparció los venenos. Se suspende la actividad para mejorar el medio ambiente (¿). Y punto. Porque yo lo valgo. Tres ejemplos que no tienen nada que ver, pero que sí. Radicalismo.

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